sábado, 20 de diciembre de 2014

Editorial - NACIMIENTO: ¿QUÉ MUNDO EDIFICAMOS PARA NUESTROS HIJOS?

 


En estos días de preparación a la Navidad, hemos tenido una gran alegría: una de nuestras compañeras del equipo de Redacción, Cecilia, ha sido felizmente mamá de una niña, y por un momento nos han dado ganas de dejar todo para conocer y mimar a esa cosita chiquita, cuyo nombre es ya una caricia: Jazmín.
  ¿En qué mundo vivirá Jazmín? ¿Se le permitirá sentirse respetada y amada? No hablamos de su familia, que seguramente lo hará, sino de la sociedad en su conjunto, en la que los creyentes debemos ser “sal y levadura”.
  Porque, en ese aspecto, andamos los cristianos un poco despistados últimamente. Defendemos la vida, nos horrorizamos (¡y con toda razón!) del aborto, pero si la ciencia nos aconseja proteger el ecosistema, pensamos que se trata solamente de salvar a las tortugas de las Islas Galápagos, y cuando la Iglesia nos habla de “paternidad responsable”, reducimos el tema a una discusión sobre anticonceptivos ( o sobre planificación familiar, en el mejor de los casos), sin pensar que “responsabilidad” es también luchar para que las nuevas generaciones formen parte de una humanidad más generosa y más justa.
  No podemos proteger a nuestros hijos de todo sufrimiento y dificultad, pero sí crear las condiciones para que lleven una vida plena y feliz. Ése es el mensaje silencioso de Jazmín, mientras duerme tranquila en su cuna, y de todos los pequeños que en las próximas semanas asomarán por primera vez su cabecita, junto al Niño de Belén.

                                                      La Redacción