Por X
El
Cristiano debe volver a tomar posición sobre los asuntos públicos, debe hacer
valer sus opiniones, partiendo siempre
desde el respeto y la tolerancia.
Ya no
podemos quedarnos callados, haciendo eco de una persecución que no es tal, sino
que por el contrario forma parte de nosotros mismos. Es nuestro orgullo e
incapacidad para dar testimonio lo que no nos permite salir de nuestras
Iglesias, es nuestra intolerancia la que nos calla y es nuestro poco compromiso
el que nos persigue.
La Religión, hace bastante tiempo, dejo de ser cosa de grandes teóricos y de los sacerdotes, hoy el compromiso del laico es mucho más fuerte, debemos ser mensajeros en el lugar donde nos toca, pero para ello tendremos que comprender nuestra misión; “Los bautizados, en efecto, son consagrados por la regeneración y la unción del Espíritu Santo como casa espiritual y sacerdocio santo, para que, por medio de toda obra del hombre cristiano, ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien el poder de Aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz” (Primera Carta de Pedro).