miércoles, 29 de marzo de 2017

Cómo educar en la Memoria.

Juan Pablo Olivetto Fagni


Educar para entender cómo fue posible una dictadura tan sangrienta como la del 76, es necesario para valorar nuestra débil democracia y fortalecerla. ¿Cómo llegamos a que organizaciones guerrilleras pusieran bombas y asesinaran militares o empresarios? ¿Cómo fue posible que desde el Estado se suspendan todas las garantías y procesos judiciales, se torture de las formas más sádicas, se asesine y se desaparezca sistemáticamente a miles de personas? Estas preguntas son más que interesantes y potentes para intentar responderlas en cualquier espacio educativo.

Diferente a sólo condenar y decir qué o quién estuvo mal, es necesario partir de las diferentes posturas sobre el tema, y posicionarse como educadores y c
iudadanos.

jueves, 9 de marzo de 2017

AQUELLOS “BUENOS TIEMPOS” DE JUVENTUD… FUERON TERRIBLES

Nora Pflüger

   Para mucha gente, los recuerdos juveniles son los más hermosos de todos: los amigos, las fiestas de estudiantes, las ilusiones, el primer amor. Para mí, en cambio, las memorias de mi temprana juventud huelen a pólvora, a chamusquina, al tufo acre de los gases lacrimógenos; están asociados al silbido de las balas y al tableteo de las ametralladoras que nos despertaban a mi hermana y a mí, en plena noche, en el dormitorio de nuestra casa de La Plata, cercana al Bosque, y nos permitían distinguir –a nosotras, que nada sabíamos de armamentos-, cuándo tiraban con “FAL” y desde qué lugar lo hacían con un objeto capaz de disparar cientos de municiones por minuto.
   Primero fueron las bombas. Era una seguidilla que comenzaba puntualmente a las once de la noche y no se detení

Clamando desde la tierra.

Francisco Andres Flores, 

Mentiras y verdades de los desaparecidos.

“Muchos recuerdan aún la casa de la familia ubicada en calle Mitre 327”.
Mirta, Irene Pérez Tartari, 1954-1976
Un cadáver descompuesto.  Una historia olvidada.  Una ciudad y un nombre familiares.  Un artículo periodístico.  Y en el artículo, una frase (la del encabezado) haciendo crujir el oxidado engranaje de la memoria, abriendo en dos el dilatado cauce de la sangre, descorriendo el velo del pasado y sus pesadas puertas, hurgando en las heridas.
¿Por qué, entonces, este artículo?  Porque “Mitre 327” es mi casa.  Pero comencemos por el principio.

Cuando fuimos a vivir a Bolivar, en algún momento del ´73 (mi viejo ya iba a laburar desde unos años antes) alquilábamos una casa en la calle Olavarría.  Yo, apenas de unos meses entonces, guardo vagos recuerdos de esa estancia: una entrada por una especie de garage, un patio, una puerta a la izquierda que daba a una pieza pequeña, un living con ventana a la calle… La familia pronto se agrandó con mi hermana, y en Diciembre del ´74, después de un gran esfuerzo, pudimos mudarnos a una casa propia, recientemente comprada a una fa

Poner la otra mejilla

 Y otras posible soluciones al debate sobre la inclusión de los no democráticos…

Cecilia López Puertas

En el país de no me acuerdo,
doy tres pasitos y me pierdo.
Un pasito para atrás,
y no doy ninguno más.
Porque ya hasta me olvidé…
dónde puse el otro pié.

(“El País de No me acuerdo”, María Elena Walsh)



Hace unos meses di con el número 6 de la revista “Voces Recobradas”, una publicación del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires en tiempos en los que Fernando De la Rúa era Jefe de Gobierno de la Ciudad y Dar