Selene Peschel
Por
unos días América Latina se convirtió en un maravilloso “escenario” de arte y
fe que maravilló al mundo. Se pueden destacar muchos momentos del caminar del
Papa Francisco por Paraguay, Bolivia y Ecuador pero, en esta ocasión, sólo se
mencionarán aquellas joyitas artísticas que los paraguayos, especialmente, han
regalado al mundo.
De
los viajes apostólicos de los Papas siempre se cosechan muchas gracias y
frutos, mensajes, gestos y reflexiones. Pero también es una tarea altamente
gratificante rescatar y contemplar cómo cada país, cada pueblo y cultura
expresa su fe de la mano de sus tradiciones y costumbres. Allí se ve la
“alegría del Evangelio” vivamente. ¿Cómo? A continuación algunos ejemplos.
La riqueza latinoamericana
En
primer lugar, es de destacar el gran retablo de 17 metros de altura y 40 metros
de base, construido con miles de mazorcas de maíz, cocos y calabazas que
realizó el artista paraguayo, Koki Ruiz,
en el predio Ñu Guasu de
la ciudad de Asunción. Ésta obra de arte elogiada por la prensa mundial
tenía la forma de una iglesia y estaba coronada con una cruz (en el centro) y
las imágenes de san Francisco de Asís y san Ignacio de Loyola (en las partes
laterales hechas con semillas autóctonas) en honor a las misiones jesuitas y
franciscanas que evangelizaron estas tierras guaraníes. ¿Pero por qué citar
este trabajo? Porque fue una síntesis magnífica de la fe que los paraguayos
manifestaron a un mundo tan secularizado. Allí se apreció la “riqueza
latinoamericana” que el mismo Pontífice luego destacó. Allí, se unió la
religiosidad popular y la historia de evangelización de este país junto a la
diversidad de culturas. La utilización del maíz “fruto de la tierra, de la
cultura guaraní” y de “la Madre tierra” que “es pan para todos que alimenta a
sus hijos por igual”- tal como lo explicó el autor- reflejó, sin lugar a dudas,
un Evangelio vivo. En este sentido, el artista Koki Ruiz señaló la importancia
de “sembrar, cuidar” y “cultivar la tierra”, esta riqueza de la que
Lationamérica debe decir al mundo. Por otro lado, cada coco llevaba escrito las
intenciones que personas de todo el mundo hicieron llegar a través de las redes
sociales o de manera personal.
Cabe agregar que cuando
finalmente se desmontó este imponente retablo, el maíz, los cocos y las
calabazas fueron reutilizados, algunos para el consumo personal, y otros, como
alimento para los animales. Un magnífico
ejemplo “a contracorriente” de la cultura del descarte.
La danza y la creación
Por
otra parte, el arte de América del sur imprimió su sello con la presentación de
la obra “Francesco” interpretado por el Ballet Clásico y Moderno Municipal de
Asunción. Ésta fue una impactante representación sobre la vida de san Francisco
de Asís y la carta encíclica “Laudato sí”. De este modo, los bailarines
agradecieron la presencia del Santo Padre mediante dos actos titulados “El
canto de las criaturas” y “El himno a la alegría”. El Pontífice disfrutó la
obra y especialmente cuando el personaje de san Francisco de Asís fue elevado
por los aires entre las figuras de la creación que bailaban a su alrededor. Por
unos minutos, la danza y la música llevaron a los espectadores a vivir un
momento de cielo. (Cabe indicar que la compañía artística es una de las pocas
en el mundo que hace ballet sobre temas religiosos) Aquí nace otra pregunta
sobre el arte, la Iglesia y América Latina ¿Proliferan los artistas católicos
en las comunidades argentinas? ¿Cómo se halla el espacio, la motivación y su
acompañamiento? ¿No es allí precisamente donde convergen la mayoría del
“sector” juvenil? Por supuesto que no se puede generalizar porque esta realidad
“artística” es diferente en el norte, centro y sur del país, pero la pregunta
está hecha.
Otra
hermosa expresión fue la del ballet “Mimbipa”, bajo la dirección de Susy Sacco,
en la que los bailarines interpretaron canciones populares como “Oroite”, “Che
burrito Lambaré”, “Galopera” y “Campamento Cerro León”. Se podía apreciar en
esta obra la representación de los Patronos
del Paraguay como la Virgen de Caacupé y la de san Roque González de Santa Cruz
que como “santos vivientes” eran llevados en andas asi donde se encontraba el
Sumo Pontífice, luego descendían de sus altares y en señal de saludo daban la
bienvenida al Vicario de Cristo. Aquí nuevamente surge otra
inquietud: Sería bueno que se incrementaran estas expresiones de fe en las
parroquias. Que las fiestas litúrgicas que tiene la Iglesia sorprendiera cada
año por su originalidad y excelencia de parte de sus devotos fieles. La
belleza inundaría las calles de las ciudades y pueblos. Por supuesto que
existen muchas, pero por qué no pedir más.
La creatividad contagiosa
Ya en la despedida de la visita
histórica del suelo guaraní numerosas bailarinas, con sus resplandecientes
vestidos blancos, dieron vida a la canción dedicada a la mujer paraguaya. Con
la autoría de Julián Abad la danza se presentó frente al santuario de la Virgen
de Caacupé, otro magnífico “escenario” de fe y encuentro. Esta danza transmitió la reflexión que realizó el Pontífice
sobre la “luchadora incansable, valerosa y abnegada” responsable de sostener
con firmeza su fe en momentos que la Patria lo necesitaba.
Por citar otro de los tantos
ejemplos presentes en el país paraguayo, se puede señalar también el Himno
“Bienvenido Papa Francisco” que con su pegadiza melodía y letra los hermanos latinaomericanos
ofrecieron al Santo Padre argentino y al repertorio local. También los coros de niños, las emocionantes
interpretaciones musicales en guaraní, y tantas otras manifestaciones.
La intención era traer
nuevamente al recuerdo aquellos “frutos más inmediatos” que nacen cada vez que
un país acoge al Vicario de Cristo. Al saber la confirmación de estos viajes,
son muchas veces los artistas los primeros que comienzan a desplegar notas,
trazos, bailes y colores para anticipar ese clima de esperanza, agradecimiento
y fe que se vivirán en los sucesivos días. Asimismo, estas producciones
artísticas se transforman en una hermosa herencia cultural que luego se suman
en los próximos encuentros católicos de cada país, enriqueciendo la devoción
del pueblo. ¡Cuántas canciones resuenan de las Jornadas Mundiales o de
encuentros nacionales! Se puede afirmar que la “alegría del Evangelio” que
siempre remarca el Papa, se anticipa a
través del arte en sus diversas manifestaciones.
Y aquí, el mismo artista que hizo
el retablo, también lo puso de manifiesto al explicar el significado de su
obra: “Todos nacimos con la capacidad de crear, cada ser humano es un artista.
Saber dibujar, esculpir, tallar es puramente habilidad. El arte es crear y transformar”. Asimismo, Koki Ruiz subrayó que él
vino, con el retablo que realizó, a hacer “arte con la gente, a tratar de
desarrollar una comunidad a través del arte”, y destacó cómo, a través de la
creatividad, los pueblos pueden resolver sus problemas.
¡Cuántos
maravillas se pueden hacer! ¡ Y con algunas calabazas y cocos alcanza! Y
aquellas tres naciones que, según todos los medios, el Papa visitó por ser unas
de las más empobrecidas de Sudamérica, nos mostraron su verdadera riqueza: sus
valores, su gente, su lucha, su música, sus tradiciones que le valieron el
elogio y admiración del mundo entero.
El diario Crónica, de Paraguay, presentó su portada con el retablo hecho de maíces, cocos y calazas y que fue el foco de atención de los medios internacionales.
Detalle de la imagen de San
Ignacio de Loyola, realizado con frutos
autóctonos y que fueron donados por los productores locales. Foto: www.ip.gov.py
El rostro de San Francisco de Asís se va dibujando con las
cientos de semillas que el artista Koki Ruiz esparce sobre la figura. Foto:
revistaecclesia.com
Presentación de la obra dedicada al Pontífice sobre la vida
de san Francisco de Asís y el cuidado de la creación. Foto: Afiche oficial.