lunes, 26 de octubre de 2015

La visita papal a América Latina, en clave de arte

Selene Peschel

            Por unos días América Latina se convirtió en un maravilloso “escenario” de arte y fe que maravilló al mundo. Se pueden destacar muchos momentos del caminar del Papa Francisco por Paraguay, Bolivia y Ecuador pero, en esta ocasión, sólo se mencionarán aquellas joyitas artísticas que los paraguayos, especialmente, han regalado al mundo.
            De los viajes apostólicos de los Papas siempre se cosechan muchas gracias y frutos, mensajes, gestos y reflexiones. Pero también es una tarea altamente gratificante rescatar y contemplar cómo cada país, cada pueblo y cultura expresa su fe de la mano de sus tradiciones y costumbres. Allí se ve la “alegría del Evangelio” vivamente. ¿Cómo? A continuación algunos ejemplos.

La riqueza latinoamericana
            En primer lugar, es de destacar el gran retablo de 17 metros de altura y 40 metros de base, construido con miles de mazorcas de maíz, cocos y calabazas que realizó el artista paraguayo,  Koki Ruiz, en el predio Ñu Guasu de la ciudad de Asunción. Ésta obra de arte elogiada por la prensa mundial tenía la forma de una iglesia y estaba coronada con una cruz (en el centro) y las imágenes de san Francisco de Asís y san Ignacio de Loyola (en las partes laterales hechas con semillas autóctonas) en honor a las misiones jesuitas y franciscanas que evangelizaron estas tierras guaraníes. ¿Pero por qué citar este trabajo? Porque fue una síntesis magnífica de la fe que los paraguayos manifestaron a un mundo tan secularizado. Allí se apreció la “riqueza latinoamericana” que el mismo Pontífice luego destacó. Allí, se unió la religiosidad popular y la historia de evangelización de este país junto a la diversidad de culturas. La utilización del maíz “fruto de la tierra, de la cultura guaraní” y de “la Madre tierra” que “es pan para todos que alimenta a sus hijos por igual”- tal como lo explicó el autor- reflejó, sin lugar a dudas, un Evangelio vivo. En este sentido, el artista Koki Ruiz señaló la importancia de “sembrar, cuidar” y “cultivar la tierra”, esta riqueza de la que Lationamérica debe decir al mundo. Por otro lado, cada coco llevaba escrito las intenciones que personas de todo el mundo hicieron llegar a través de las redes sociales o de manera personal.
Cabe agregar que cuando finalmente se desmontó este imponente retablo, el maíz, los cocos y las calabazas fueron reutilizados, algunos para el consumo personal, y otros, como alimento para los animales. Un  magnífico ejemplo “a contracorriente” de la cultura del descarte.
           

La danza y la creación 
            Por otra parte, el arte de América del sur imprimió su sello con la presentación de la obra “Francesco” interpretado por el Ballet Clásico y Moderno Municipal de Asunción. Ésta fue una impactante representación sobre la vida de san Francisco de Asís y la carta encíclica “Laudato sí”. De este modo, los bailarines agradecieron la presencia del Santo Padre mediante dos actos titulados “El canto de las criaturas” y “El himno a la alegría”. El Pontífice disfrutó la obra y especialmente cuando el personaje de san Francisco de Asís fue elevado por los aires entre las figuras de la creación que bailaban a su alrededor. Por unos minutos, la danza y la música llevaron a los espectadores a vivir un momento de cielo. (Cabe indicar que la compañía artística es una de las pocas en el mundo que hace ballet sobre temas religiosos) Aquí nace otra pregunta sobre el arte, la Iglesia y América Latina ¿Proliferan los artistas católicos en las comunidades argentinas? ¿Cómo se halla el espacio, la motivación y su acompañamiento? ¿No es allí precisamente donde convergen la mayoría del “sector” juvenil? Por supuesto que no se puede generalizar porque esta realidad “artística” es diferente en el norte, centro y sur del país, pero la pregunta está hecha.   
            Otra hermosa expresión fue la del ballet “Mimbipa”, bajo la dirección de Susy Sacco, en la que los bailarines interpretaron canciones populares como “Oroite”, “Che burrito Lambaré”, “Galopera” y “Campamento Cerro León”. Se podía apreciar en esta obra la representación de los  Patronos del Paraguay como la Virgen de Caacupé y la de san Roque González de Santa Cruz que como “santos vivientes” eran llevados en andas asi donde se encontraba el Sumo Pontífice, luego descendían de sus altares y en señal de saludo daban la bienvenida al Vicario de Cristo. Aquí nuevamente surge otra inquietud: Sería bueno que se incrementaran estas expresiones de fe en las parroquias. Que las fiestas litúrgicas que tiene la Iglesia sorprendiera cada año por su originalidad y excelencia de parte de sus devotos fieles. La belleza inundaría las calles de las ciudades y pueblos. Por supuesto que existen muchas, pero por qué no pedir más.

La creatividad contagiosa
            Ya en la despedida de la visita histórica del suelo guaraní numerosas bailarinas, con sus resplandecientes vestidos blancos, dieron vida a la canción dedicada a la mujer paraguaya. Con la autoría de Julián Abad la danza se presentó frente al santuario de la Virgen de Caacupé, otro magnífico “escenario” de fe y encuentro. Esta danza transmitió la reflexión que realizó el Pontífice sobre la “luchadora incansable, valerosa y abnegada” responsable de sostener con firmeza su fe en momentos que la Patria lo necesitaba.
Por citar otro de los tantos ejemplos presentes en el país paraguayo, se puede señalar también el Himno “Bienvenido Papa Francisco” que con su pegadiza melodía y letra los hermanos latinaomericanos ofrecieron al Santo Padre argentino y al repertorio local.  También los coros de niños, las emocionantes interpretaciones musicales en guaraní, y tantas otras manifestaciones.
            La intención era traer nuevamente al recuerdo aquellos “frutos más inmediatos” que nacen cada vez que un país acoge al Vicario de Cristo. Al saber la confirmación de estos viajes, son muchas veces los artistas los primeros que comienzan a desplegar notas, trazos, bailes y colores para anticipar ese clima de esperanza, agradecimiento y fe que se vivirán en los sucesivos días. Asimismo, estas producciones artísticas se transforman en una hermosa herencia cultural que luego se suman en los próximos encuentros católicos de cada país, enriqueciendo la devoción del pueblo. ¡Cuántas canciones resuenan de las Jornadas Mundiales o de encuentros nacionales! Se puede afirmar que la “alegría del Evangelio” que siempre remarca el  Papa, se anticipa a través del arte en sus diversas manifestaciones.
Y aquí, el mismo artista que hizo el retablo, también lo puso de manifiesto al explicar el significado de su obra: “Todos nacimos con la capacidad de crear, cada ser humano es un artista. Saber dibujar, esculpir, tallar es puramente habilidad. El arte es crear y transformar”. Asimismo, Koki Ruiz subrayó que él vino, con el retablo que realizó, a hacer “arte con la gente, a tratar de desarrollar una comunidad a través del arte”, y destacó cómo, a través de la creatividad, los pueblos pueden resolver sus problemas.
            ¡Cuántos maravillas se pueden hacer! ¡ Y con algunas calabazas y cocos alcanza! Y aquellas tres naciones que, según todos los medios, el Papa visitó por ser unas de las más empobrecidas de Sudamérica, nos mostraron su verdadera riqueza: sus valores, su gente, su lucha, su música, sus tradiciones que le valieron el elogio y admiración  del mundo entero.
 


El diario Crónica, de Paraguay, presentó su portada con el retablo hecho de maíces, cocos y calazas y que fue el foco de atención de los medios internacionales.





Detalle de la imagen de San Ignacio de Loyola,  realizado con frutos autóctonos y que fueron donados por los productores locales. Foto: www.ip.gov.py



El rostro de San Francisco de Asís se va dibujando con las cientos de semillas que el artista Koki Ruiz esparce sobre la figura. Foto: revistaecclesia.com





Presentación de la obra dedicada al Pontífice sobre la vida de san Francisco de Asís y el cuidado de la creación. Foto: Afiche oficial.


Una obra lograda gracias a la madre Tierra. El autor de esta obra señaló la importancia de “sembrar, cuidar” y “cultivar la tierra”, esta 

martes, 20 de octubre de 2015

La rebelión de las metáforas

Son tiempos electorales, es decir, de propuestas pero también de banderitas de colores y a medida. La Acción Católica Argentina, por su parte, tuvo hace unos días su 28° Asamblea Federal en Bahía Blanca. Acá, una reflexión que intenta generar puentes entre estos dos universos, paralelos en apariencia.


Por Daniel Rojas Delgado

El segundo fin de semana de este mes estuve en Bahía Blanca. Fuimos unos 7000 locos de todas partes del país; incluso Chile, Uruguay y Paraguay enviaron delegaciones. Para mí, esta Asamblea Federal de la Acción Católica Argentina fue más que un encuentro para conocer otras realidades, renovar energías y configurar la nueva dirigencia na

PERO… ¿ES QUE NO EXISTE YA UNA IGLESIA “EN SALIDA”?


Nora Pflüger


   El Papa Francisco, sencillo y directo, nos ha hablado en este último tiempo a los católicos de abandonar nuestro encierro e ir a la calle a evangelizar. Así, se ha acuñado la imagen –y la necesidad- de una Iglesia “en salida”.
  En relación con esto, algunos han interpretado sus palabras como un llamado a expresarse fuera del templo con más procesiones, cantos, banderas y pancartas. Sin negar lo efectivo de esa clase de manifestaciones, creo que el Papa nos ha querido advertir sobre algo más hondo y universal: la urgencia de dar testimonio en las estructuras de la sociedad, en el mundo.
  Ahora, yo me pregunto: ¿a quiénes se dirige este mensaje? ¿En verdad somos numéricamente tantos los católicos enfrascados en nuestras devociones privadas y nuestra torre de marfil?  Tal vez el Papa ha tenido presente sobre todo a un laicado muy especializado –y a veces, “clericalizado”-, o a esos ámbitos religiosos que convocan sólo a adolescentes aburridos de otras actividades y a señoras jubiladas en buena posición, con hijos grandes y “chica” que les atiende la casa, y que claro, pueden estar a toda hora en la Parroquia “ayudando al cura”. A esa gente, por supuesto –dicho con todo respeto-, hay que hacerla salir un rato a la vereda, aunque no sea más que para tomar aire.
  Pero, cuidado, que la mayoría, la inmensa mayoría de los laicos, hace rato que estamos en la calle.
  La Iglesia “en salida” existe ya, existe desde siempre: lo que pasa es que no se ve. Es la de esa mamá o abuela que no tiene tiempo para estar en muchas cosas de Parroquia porque debe atender, sin ayuda, a una numerosa familia, la del trabajador que cumple catorce horas de servicio, la de la mujer cristiana sola –soltera, viuda, separada-, mal vista por ciertos eclesiásticos porque “algo habrá hecho”, que debe salir todos los días a ganarse el pan y a defenderse, sin un compañero, de las agresiones del ambiente actual, y además, si es madre, criar sola a sus hijos, la del anciano inválido que no puede asistir a Misa pero da testimonio a quienes lo rodean, con su paciencia y fortaleza, de su unión con Jesús.
  Sí: la Iglesia “en salida” existe. Sólo que no podemos esperar que aparezca en las mismos registros estadísticos que el laicado que tiene facilidad para frecuentar a diario  las sacristías.