viernes, 24 de enero de 2014

Editorial - LA PAZ: ¿HACER O HABLAR?

  Se dice que la paz no es sólo ausencia de guerra o de conflicto, sino la tranquilidad de todos en un orden justo. Esto supone un gran esfuerzo comunitario: edificar una sociedad movida por actitudes solidarias, en la que nadie quede excluido y donde se preste especial atención al más débil –niño, anciano, pobre, enfermo-, en defensa de su dignidad.
  Pero también, la paz es fruto de muchas virtudes de cultivo personal: fortaleza, tolerancia, capacidad para escuchar al otro, sensibilidad ante el sufrimiento del prójimo hasta el punto de saber ponernos en su lugar si es preciso. Y no puede lograrse sin una educación que nos oriente y exija.
  No es inútil tampoco lo que leamos, discutamos y escribamos sobre la paz. Alguien dirá:”No hay que hablar tanto, sino hacer”. Claro que hay que hacer, pero también es importante hablar. Por la palabra existen la reflexión común y el diálogo, imprescindibles para una convivencia armoniosa.
  Debemos hablar, reflexionar, escribir. En ese sentido, este número de Revista X quiere contribuir así a la construcción de la paz.


La Redacción

¿Tenemos derecho a la paz?

Naciones Unidas no termina de reconocer que la paz es un derecho humano pero hay más de 100.000 cascos azules repartidos por el mundo. ¿Se puede conseguir la paz por la fuerza? ¿Qué precio pagamos por la paz?

Por Cecilia López Puertas

De la torre de Babel a los cascos azules.
  
Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?

(Extracto de “El sueño” de Jorge Luis Borges)







Humor por Cris.

Por Cristian Camargo



Guerra

Por Francisco Andrés Flores

Que valor! , 1810-1814 - Grabado de Don Francisco Goya,
serie Desastres de la guerra [estampa 7],
Medidas 155 x 206 mm [huella] / 248 x 341 mm [papel],
Ubicada en el museo de Prado, Madrid, España.
Toda guerra es un fracaso.  Principalmente un fracaso de la humanidad y de todo lo que ella implica.  Sin embargo, sea por un partido de fútbol, una oreja, ambición, poder, recursos, ideología, Dios o el rapto de una amada, el hombre siempre ha encontrado excusas para realizar la guerra.  Y es que esta forma de violencia, la peor de todas por ser pretendidamente organizada y racional, necesita (justamente en virtud de esa pretensión) excusas y justificativos, por inverosímiles que sean.  Éstos han ido variando según las épocas y los paradigmas imperantes, y también según a qué sector social debía convencerse para tal empresa: la realeza, los nobles o sus representantes, el pueblo, los religiosos, los mercaderes y en épocas más recientes los industriales, la opinión pública, los trabajadores, los organismos internacionales, etc.
Pero sea cuál fuere la excusa, el burdo lenguaje de la violencia ha ido luego, poco a poco, develando los ánimos verdaderos.

Reina de la PAZ

Por  Nora Pflüger
Nuestra Señora de la Paz

 Enero, tiempo de pausa y descanso, es el mes elegido por la Iglesia Católica para celebrar a María, la Madre de Jesús, como Reina de la Paz. En un mundo en el que los conflictos no cesan ni siquiera  por las vacaciones, la comunidad intensifica su devoción a la Madre del Señor y la recuerda en cantos, jornadas de reflexión, oración intensa. Uno podría preguntarse: ¿será sentimentalismo, folklore, emoción superficial, o la propuesta de la Iglesia tendrá raíces en alguna zona más profunda del corazón humano?



La esperanza es una virtud solo cuando la situación es desesperada

Por Juan Ignacio Salgado

 “En la vida, a diferencia del ajedrez,
El juego continua luego del jaque mate”.
                                                        Isaac Asimov

 Mientras haya vida hay esperanza dice un refrán popular, pero en estos tiempos que corren parece que la frase se ha  invertido y hoy en algunas partes del mundo se cree exactamente lo contrario, es decir, si no hay esperanzas mejor que no hay vida, y bajo este enunciado un tanto pesimista debo decir,  se instala el debate por la aplicación de leyes que garanticen el cumplimiento de esta sentencia desesperada cuando en pacientes  con enfermedades terminales y/o  en estado crítico ya no queda esperanza de curación. Así, frente a estas situaciones extremas, el terminar con esa vida para la que no queda más que esperar la muerte parece ser la única respuesta que puede dar esta cultura del descarte en que vivimos.

 Pero no es la única respuesta posible, si pudiéramos salir un momento de esta mirada utilitaria de la vida en seguida descubriríamos que quizá lo más humano que podemos hacer para ayudar a una persona que enfrenta la etapa final de su vida es simplemente acompañarlo.

No alcanzan las buenas intenciones

Por Juan Pablo Olivetto Fagni

 En este segundo texto para la revista x, me gustaría profundizar en algunas cuestiones que apenas nombré en “Te invito a pensarte y a pensar en la educación”. Propongo leer mi primera nota antes de seguir leyendo esto.

 A partir del primer texto, más de uno me dijo que le gustó mucho, que dejé muchos temas abiertos y que se quedaron con ganas de leer más. Se imaginan la alegría que me generó eso, pero a la vez implica una responsabilidad de poder aunque sea, continuar escribiendo párrafos que inviten a pensar y a actuar por el bien común.

Dios es el otro

Por X

                La necesidad imperiosa de ser testigos del príncipe de la paz, nos indica que debemos bregar siempre por la humanidad trabajando  como María (ver texto de Nora),en silencio y humildad, formando verdaderas comunidades de vida.




                Hoy más que nunca desde el Cristianismo nos vemos obligados a luchar por la paz, quizás sea ese nuestro principal desafío, no podemos ser discípulos de Cristo con un arma en el bolsillo.
                Por el contrario, los bautizados deben ser hombres y mujeres que hagan de sus vidas una forma permanente y constante de amor al prójimo y caridad.
Para ello, entiendo que para alcanzar tal objetivo existen tres grandes herramientas; el encuentro, el dialogo y la caridad.