Por X
La
liberación del hombre, el crecimiento y el nacimiento del ciudadano y la
tragedia de la representación política.
El presente
aporte estará dividido en dos grandes partes, una introductoria donde
desarrollaré conceptos generales y una seg
unda en donde me detendré sobre la
participación dentro de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
-
Introducción.
La participación
puede ser observada en tres distintos aspectos: la representación, el control y
la legitimación.
a- La
Representación. La representación, es un
concepto básicamente político democrático. Nace con las revoluciones
inglesa y francesa y continua hasta nuestro tiempo, con algunas resistencias o
con algunos resultados negativos.
En la edad
media, la Representación era establecida entre grupos o sectores. Con el
advenimiento de los estados modernos como así también, el nacimiento de las
grandes ciudades, la idea de representación fue modificada, ya no se representa
a un grupo determinado, sino que a la idea del “pueblo”.
De esta manera y
en nuestro país podemos ver como en el Preámbulo se afirma “Nos los
representantes del pueblo de la nación Argentina, reunidos en Congreso General
Constituyente por voluntad y elección de las provincias que lo componen…”,
luego en el art.22 C.N cuando dice “El
pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y
autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de
personas que se atribuyan los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste,
comete delito de sedición” y
complementando esta idea de representación, lo normado por el art.37 “Esta Constitución garantiza el
pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de
soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia…”.
Como vemos, el
pueblo no gobierna ni delibera sino que el pueblo es soberano hasta el voto,
después es testigo del fiel reflejo de la mentira más grande que existió antes
y después de Caruso Lombardi, la partidocracia.
La
representación política, devino en mentira. Los partidos políticos y su
burocracia dominan a la soberanía popular. De esto, es sencillo ver como
quienes hoy con principios nacionalistas se jactan de haber conseguido tomar el
control de YPF fueron los mismos que votaron la privatización. La idea de
progreso y del interés popular se pierde en los pasillos de las grandes
legislaturas, el debate parlamentario no existe desde el momento en que una
sola fuerza política puede manejar el quórum de la cámara y ni hablar si es
mayoría la oposición, ahí no solo que el debate no va a existir sino que por el
contrario los legisladores van a contar con un franco prolongado.
Los partidos
políticos junto a los medios de comunicación marcan la agenda y legislan para
sus propios intereses. Como dije más arriba, el debate se perdió porque se
perdió el concepto de representación, hoy la soberanía popular es majeada por
eslóganes de campaña “Buenos Aires Activa”, “Ella o vos” “Un país con buena
Gente”. Ya nos toman por sumisos, si el Gobernador de la provincia de Buenos
Aires afirma que “Buenos Aires Activa” no me quiero imaginar que piensan los
miles de compañeros docentes que no alcanzan a cubrir con su sueldo lo
necesario para activar su profesión o no me quiero imaginar lo que pasa por la
cabeza del cartonero o de los pibes de los semáforos, ellos, pobres, solo
pueden activar con el paco o la droga porque otra nos les queda.
Para cerrar este
concepto, destinaré unas pequeñas líneas a los sindicatos. Las centrales
gremiales están más concentradas en tener un concejal que por renegociar y
conseguir derechos para los trabajadores, ellos, forman parte de esta mentira,
ya no prefieren a los trabajadores sino a una profesión “la del sindicalista”.
Les gusta la campera de cuero, el hablar sin sentido y el cigarro negro pero de
trabajadores mejor ni hablar.
Por último, sin
hacer apología al Kirchnerismo, merece una distinción especial el gobierno de
Nestor Kirchner en cuanto a la representación y a la necesidad de una nueva
política, quizás fue el 23% pero es cierto que procuró un gobierno de dialogo
hasta que tuvo que caer en el vicio del PJ.
b- El
control. La democracia actual, promueve el control
popular con distintos mecanismos; los impactos de control ambiental, las
audiencias públicas sobre obras determinadas o el juicio por jurado. Todas
estas alternativas son brindadas por la ley y, lamentablemente, desdibujadas
por los medios de comunicación o por partidos políticos, que hacen de estas
herramientas sus ejes de acción.
No obstante
ello, la misma democracia delega en el control político a los actos de
gobierno. Ejemplo de esto son los dos Institutos creados por la Ley n° 24.156
la Sindicatura General de la Nación y la Auditoria General de la Nación, ambos
organismos responden a la idea de representación; el primero desde el Poder
Ejecutivo mientras que el segundo, con raigambre constitucional, desde el
Congreso.
La
representación es “bicha”, por un lado afirma la idea de control popular
mientras que por el otro lado, en la parte más importante, delega en los
representantes su propio control.
Así, la idea de
una auditoria del pueblo cae en saco roto, como siempre prevalece la idea de la
representación por sobre el ejercicio de una actividad propia que le
correspondería al pueblo. Tal es así, que en todo el derecho privado, quien
comercializa o realiza actividades a nombre de otros debe rendir cuentas, en el
derecho público, al parecer, no es así.
En cuanto al
Juicio por Jurados, la idea de “control” no es sobre un representante sino por
sobre un par, es decir, el pueblo absuelve o condena a uno de su mismo nivel,
¿no les parece raro que en el juzgado de enjuiciamiento a los jueces no
participe el pueblo?, acaso Vuestra Señoría responde a los intereses del poder
por sobre los de la justicia. Cuantas bendiciones al aire se han desarrollado
en los escritos judiciales, cuantos saludos sin sentido, pero lo importante es
que Dios bendiga a su señoría y que nunca le falte nada. Cortesanos de cuarta,
dioses del sillón y de la lapicera.
c-
Legitimación. La legitimación es un concepto
bastante extraño, opera en distintos niveles, como boca de urna para los medio
de comunicación, como proyección política para los candidatos, como índice que
muestra el nivel real de la participación o como el interés propio del pueblo
ante alguna actividad o propuesta.
La legitimación
se ha bastardeado, se la limita a un “me gusta en facebook” o aun “Twit”. La
idea que debería preponderar de este concepto es la síntesis de todo lo hasta
aquí resuelto, la verdadera legitimación popular es la intervención del pueblo
en los actos públicos o en el ejercicio de sus derechos.
- La
representación, el control y la legitimación en la Iglesia Catolica. Del “tun
tun al concilio vaticano segundo”
La
representación de Cristo en la vida actual es la Iglesia, la cual es descripta
bajo la figura del cuerpo Místico.
La Iglesia es
representada por el Papa, los Cardenales, los Obispos, los Sacerdotes, los
religiosos y las religiosas y por los laicos. Esta idea, no pude permitirnos el
gusto de decir que el compromiso del laico es distinto que el del Papa, al fin
y al cabo la misión es la misma.
En los hechos de
los apóstoles, vemos como las primeras comunidades debían organizarse y que
solamente era entre ellos quienes debían continuar con la tradición “Ahora
bien, es necesario que uno de los que nos acompañaron mientras el Señor Jesús
estaba entre nosotros…sea constituido junto con nosotros testigos de su
resurrección.
Designaron
a dos: José, llamado Barsabás, apodado Justo, y Matías…La suerte tocó a Matias
y fue incorporado a los once apóstoles” (Hechos de los apóstoles). De aquí podemos extraer dos conclusiones; la primera que,
“afortunado en el juego desafortunado en el amor” toda vez que Justo coqueteaba
con una mujer de Judea y logró formar una familia, mientras que Matías se
sometió a la castidad. La segunda y la más importante para el presente, ya
dejando de lado el chiste, es que en aquél entonces los Apóstoles debían
conformar la Iglesia entre aquellos que los acompañaban y debían ser un número
limitado.
Hoy por hoy, las
cosas han cambiado mucho, la Iglesia se ha expandido por los cinco continentes
y existen infinidad de laicos que junto al clero cumplen la misión
evangelizadora. De ahí, que esta parte del aporte se denomine “del tun tun al
concilio vaticano segundo” en virtud del cambio de paradigma que se originó en
el concilio de la década del ‘70 y llega a nuestros días y continente con
diversos documentos. Por eso, propongo describir someramente algunos de estos y
ver, a modo de conclusión, la participación-en los tres niveles anteriormente
desarrollados- del hombre (hombre y mujer) en la vida de la Iglesia.
a-
Representación.
*Concilio
Vaticano Segundo: a fin de permitir el óptimo desarrollo de los
Sacramentos, la Iglesia utiliza al sacerdote como representación de Cristo. Por
ello, se le encomienda la celebración de la Eucaristía. Como vemos, se parte de
una ficción, una representación de Dios en el Cuerpo Místico.
No obstante
ello, esta “ficción” no excluye al Laico de la Celebración toda vez que
la misma, por principio general, se realiza en Asamblea.
Pero bien,
vayamos a los documentos y a las cuestiones prácticas que exceden meramente la
Misa.
En el documento
“Lumen Gentium” se parte de una consigna, La “Iglesia”, y luego se desarrollan
aspectos fundamentales de la vida de la misma. Como dato de importancia, se
habla de un Doble Sacerdocio, el de los Presbíteros (Sacerdocio
ministerial) y el de los Laicos (Sacerdocio de los fieles). Cuando se
habla de los fieles, se hace referencia, especialmente, al compromiso asumido
desde el bautismo y por la confirmación a evangelizar.
Asimismo, se
destaca en los laicos un papel más que importante en la propagación del reino,
toda vez que podemos llegar a lugares donde el “cura” no puede.
Como vemos, se
mantiene una división entre los “Sacerdotes” y los “Fieles” pero, se les
encomienda una tarea que, opera de la misma manera que la del Clero,
evangelizar todos y cada uno de los ambientes.
* Documento de Puebla. En este
documento, que sucede en el tiempo al de Medellín, se observa a una Iglesia
Latinoamericana consciente de la realidad del continente. Vemos en el mensaje
número seis, una exhortación a los jóvenes a que vivan y promuevan la verdad.
Que no se queden sentados a la espera de una actitud positiva del clero “Invitamos cordialmente a los
jóvenes a vencer los obstáculos que amenazan su derecho de participación
consciente y responsable en la construcción de un mundo mejor. No les deseamos
la ausencia pecaminosa de la mesa de la vida, ni la triste entrega a los
imperativos del placer, del indiferentismo o de la soledad voluntaria e
improductiva. Ya pasó la hora de la protesta traducida en formas exóticas o a
través de exaltaciones intempestivas. «Vuestra capacidad es inmensa». Ha
llegado el momento de la reflexión y de la plena aceptación del desafío de
vivir, en plenitud, los valores esenciales del verdadero humanismo integral”.
Por último, el
Documento de Puebla, permite reconocer a una Iglesia que escucha los dolores
del pueblo, un clero que entiende y comprueba sus errores al adornarse al poder
de turno pero también es el documento del diálogo, y de la promoción de la
Misión Evangelizadora del laico “Florecen
también otros grupos cristianos eclesiales de seglares hombres y mujeres, que
reflexionan a la luz del Evangelio sobre la realidad que les rodea y buscan
formas originales de expresar su Fe en la Palabra de Dios y de ponerla en
práctica”…” Con
estos grupos, la Iglesia se muestra en pleno proceso de renovación de la vida
parroquial y diocesana, mediante una catequesis nueva, no sólo en su
metodología y en el uso de medios modernos, sino también en la presentación del
contenido, orientado vigorosamente a introducir en la vida motivaciones
evangélicas en busca del crecimiento en Cristo”.
*Documento
de Aparecida. En este Documento, la Iglesia exhorta a la Misión, se redobla el
objetivo de Puebla, aquí se habla de discípulos misioneros de la Iglesia “Todos los bautizados y
bautizadas…a través del sacerdocio común del Pueblo de Dios, estamos llamados a
vivir y transmitir la comunión con la Trinidad, pues la evangelización es un
llamado a la participación de la comunión trinitaria”.
b-
Control.
*Concilio
Vaticano segundo. Si bien no
se lo menciona como un órgano de control propiamente dicho, el decreto “Apostolicam
Actuositatem”, en su
apartado 26 establece la creación de los concejos parroquiales “En las diócesis, en cuanto sea
posible, deben existir consejos que ayuden la obra apostólica de la Iglesia, ya
en el campo de la evangelización y de la santificación, ya en el campo
caritativo social, etcétera, cooperando convenientemente los clérigos y los
religiosos con los laicos. Estos concejos podrán servir para la mutua
coordinación de las varias asociaciones y empresas seglares, salva la índole
propia y la autonomía de cada una. Estos concejos, si es posible, han de
establecerse también en el ámbito parroquial o interparroquial, interdiocesano
y en el orden nacional o internacional”.
No obstante, que
no serían órganos de control propiamente dichos, los Concejos Pastorales deben
ser lugares bien utilizados por los laicos, en estos debe preponderar una
adecuada participación y un exigente control en los recursos de la Iglesia.
Al parecer el
Sacerdote sólo debe dar cuentas ante el Obispo sobre el control de las finanzas
y de la economía parroquial, por eso, la importancia del laico en conocer esos
recursos a fin de brindar la ayuda pertinente para mejorar las economías y para
la optimización de recursos destinados a la ayuda social. Una Iglesia rica con
laicos pobres es un sin sentido.
*Puebla y
Aparecida. En ambos documentos, habida cuenta la importancia que se hace a la
Misión Apostólica, como así también al “Sacerdocio de los Fieles”, el
compromiso del laico es un compromiso con el control de las actividades
pastorales, debemos articular los medios para que el destino de los bienes que
integran la vida parroquial sean destinados a fines evangelizadores.
También es importante
destacar que, los laicos deben solventar la Iglesia y colaborar en su misión,
para nosotros también es el llamado a servir en la humildad. Siempre es fácil
criticar al cura por esto o por aquello, pero ¿Cuántas veces nos comportamos
como el joven rico?
c-
Legitimidad.
Para desarrollar
este concepto me alejaré de los documentos y del diverso paso del tiempo para
hacer una síntesis que encuadre todo lo hasta aquí visto.
La legitimidad
en la Iglesia, es la legitimidad de Cristo. Uno solo es el Padre y una sola es
la Verdad, por ello, la legitimidad radica en el Hombre.
La Iglesia no
divide al Hombre y al Ciudadano, la Fe libera al hombre, lo favorece y lo
fortalece con principios que no se agotan en el simple paso del tiempo. La
participación en este concepto se puede establecer en la legitimidad que nos
brinda el bautismo para la comunión en la vida con Cristo.
Por eso,
concluyo en establecer que la legitimación de la Iglesia es la liberación que
opera en el hombre el ser reconocido por Cristo. Liberación del pecado hacia la
eternidad, liberación para la comunión fraterna y liberación para el vital
desarrollo de los pueblos.
El hombre se transforma en ciudadano, por eso, la Iglesia debe
primero educar hombres capaces de ser excelentes ciudadanos y
ciudadanos-representantes capaces de escuchar los problemas y dificultades del
pueblo.
Fuente
Gallo, O. J.
(2013). La representación política (en línea), Forum. Anuario del Centro de
Derecho Constitucional,1. Disponible en http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/representación-politica-orlando-gallo.pdf (consulta Junio de 2014).
Carlos Maria
Galli. Dios Vive en la Ciudad. Editorial Agape.
Documento de
Puebla
Documento de
Aparecida
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