sábado, 15 de marzo de 2014

Editorial - SER SOLIDARIOS, AHORA… Y SIEMPRE

Se suele afirmar que una virtud es un “hábito”, es decir, no una buena acción que realizo una vez al año, en la súbita inspiración de un solo instante, sino un modo de actuar cotidiano y permanente, que configura mi personalidad.

Así como no soy una persona generosa únicamente por haber tenido, en algún momento perdido de la vida, un gesto caritativo con un hermano, tampoco puedo llamarme “solidario” sólo porque hace unos meses me emocioné al ver por televisión a las víctimas de una inundación o de un terremoto y les envié víveres, si después, en mi accionar cotidiano, soy egoísta, mezquino, incapaz de interesarme en lo que no sea mi propia comodidad.

Debemos pasar de una solidaridad afectiva, la que nos mueve cuando sentimos el dolor de un amigo o cuando nos enteramos de una desgracia que nos podría haber ocurrido a nosotros, a una solidaridad efectiva, la que nos involucra en la ayuda a la sociedad entera y nos mantiene perseverantes en el compromiso con las  grandes causas  de la humanidad.

En una época de violencia y de problemas emocionales causados por el aislamiento y el miedo, nuestra solidaridad continua será para muchos un estímulo para la apertura al otro, los vínculos sanos y la confianza. 


La Redacción

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