domingo, 6 de diciembre de 2015

La asociación entre católicos, un “hábito poco naturalizado” en la Iglesia de la Argentina

(Foto:aulaplaneta.com)
Selene Peschel


La familia y una pregunta: ¿Qué dicen las entidades católicas sobre ella? 

            Muchos males de la Argentina son también muchos males de la Iglesia. Es decir, con la prevención se evitarían muchos dolores, precisamente porque son evitables. Las familias son una clara prueba de ello. Si en vez de pensar en la cantidad de divorcios que se incrementan anualmente, se pensara en la calidad de los cursos prematrimoniales pasaría algo completamente distinto (Aunque mejor que hablar de cursos se podría referir a la importancia de un aprendizaje constante en el caminar de la vida parroquial).

            Un obispo argentino, mons. Sergio Buenanueva expresó, luego de finalizar el Sínodo de la Familia (2015), que “cada diócesis tiene que plantearse de nuevo, ya desde ahora, cómo renovar su pastoral familiar [...] mucho más en el Año de la Misericordia”. Sobre este tema hay una c
uestión en la que es preciso ahondar y es lo que en este artículo se ha decidido  denominar “la falta de asociación cristiana” y su relación con la familia.

¿Un antes y después en la Argentina?

            En octubre de 1934 la ciudad de Buenos Aires vivió uno de los acontecimientos más importantes de la Iglesia en la Argentina: el XXXII Congreso Eucarístico Internacional. Gracias a este encuentro se produjo, en este país, una renovación espiritual que se plasmó en la creación de numerosos movimientos e instituciones nuevas, sobre todo, dirigidas al laicado. Una de ellas fue el Consorcio de Abogados Católicos. ¿Qué tiene que ver esto con la familia?  Existen en el extenso  territorio argentino, numerosas entidades de este tipo que reúnen al laicado en sus más variados colores, pero ¿Están en boca de todos los católicos? ¿Éstos conocen a diario sus actividades, propuestas y desafíos? ¿Los profesionales, trabajadores/as u obreros/as acuden a estas instituciones “instintivamente”en busca de una orientación o capacitación como si se tratara de una entidad imprescindible para su creciemiento en la vida de la Iglesia? O, para ser más concretos: ¿Cada profesional sabe qué entidad católica lo representa?

            Claro, que la institución que se mencionó solo es a modo de ejemplo, no se quiere indicar con esto que no funcione o que no sea conocida, todo lo contrario, es solo a modo ilustrativo para una mejor explicación de lo que se quiere plantear. Se podrían haber citado también los Círculos Católicos de Obreros, el Consorcio de Médicos Católicos o el Club Gente de Prensa, etc.

            Las asociaciones son muy necesarias y más todavía crecer en la vida de la fe de manera asociada. Sin ir más lejos, en julio de 2014, se fundó en la Argentina la Federación de Asociaciones Educativas Religiosas de la Argentina (FAERA).
            Aqui se dejan algunas preguntas que quizás algún lector podrá responder: ¿La voz de los psicólogos católicos argentinos es tenida en cuenta? ¿Tenemos una fácil accesibilidad y familiaridad con todos estos profesionales, sus estudios e investigaciones? Al menos, en pleno siglo XXI, al intentar buscar a muchas de estas “voces colectivas” argentinas en internet se encuentran los siguientes resultados: Páginas web caducas, desactualizadas, fuera de servicio, inexistentes o muchas de ellas no tienen un sitio o una orientación para saber a donde dirigirse.

            Al volver sobre el tema de la familia sucede algo similar. Existen entidades dedicadas al fortalecimiento, acompañamiento, formación y promoción pero pareciera ser que muchas veces tantos esfuerzos son aislados y no llegan a tener el alcance, la unidad, la fuerza o la voz que deberían tener. Los motivos pueden ser varios: falta de interés del laicado, falta de organización, falta de unidad desde el clero hasta de los propios fieles pero, si se piensa en materia especialmente familiar ¿No estaría faltando quizás ese “hábito cristiano” para la “natural asociación” entre personas que, ya sea a través de su ocupación, oficio o profesión tienen un mismo desafio?

            Si se mira  hacia otras religiones muchas veces se ve esta unidad. Para que se entienda, por ejemplo, cuando se habla del aborto, la eutanasia o cualquier otra ley que se quiera aprobar contraria a las enseñanzas de la Iglesia, se escuchan múltiples voces de desacuerdo, pero no hay un reclamo, o mucho mejor, una contrapropuesta superadora colectiva que surja de todos los representantes de cada especialización. Deberían ser miles las asociaciones e instituciones que se tendrían que escuchar. Por supuesto que no se quiere decir que no las haya, existen sobrados comunicados de muchas de ellas, pero lo que se intenta poner en discución es si estas instituciones están lo suficientemente consolidadas y si son verdaderos faros de luz para el querido territorio argentino.
            Los desafíos que se le presentan actualmente a la familia son posibles de afrontar pero de  manera conjunta, colectiva, fraterna, solidaria, asociada. Donde el individualismo siga jugando “en primera” no permitirá que la labor de muchos católicos sean “levadura en la sociedad”. Aquí está planteada la cuestión, es una inquietud que este artículo intenta dejar y que, cada obrero/a, profesional, trabajador/a o cristiano de cualquier índole podrá responder desde su especialidad.       



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