viernes, 25 de diciembre de 2015

De puertas abiertas y de ventanas cerradas.

Por X

Si cuando se cierra una puerta Dios abre las ventanas, ¿qué pasa cuando es el 
revés? ¿Qué pasa, cuando Dios abre las puertas? ¿Se cierran las ventanas?

          
  La apertura de la puerta, que se hizo en Roma y en varias Iglesias locales, es una invitación a vivir el año de la misericordia, pero también debe ser interpretada como un gesto enorme de apertura, la Iglesia es para todos y nos invita a estar presentes, a ingresar y a vivir la Fe de manera cotidiana y con la esperanza de ser misericordiosos como el padre.
            Ya no es necesario entrar por las ventanas laterales, ahora tenemos las puertas abiertas y es nuestro menester como laicos, hacer ingresar a cuantos puedan por ellas. Las puertas abiertas, deben mantenerse durante todo el año y sobre todo, durante toda nuestra vida.
            Como en la Iglesia, nuestro corazón debe estar abierto a nuevos desafíos y nuevos problemas. El corazón de piedra, el corazón de libro de historia que recuerda a la Iglesia de unos pocos y de primeros bancos, el corazón de familia bien constituida, debe ser transformado, refundado por la misericordia y proyectado hacia los que más lo necesitan, hacia aquellos de las “periferias existenciales”, que vagan por el consumo y por el mar helado del “no te metas”.
            Las puertas que se han abierto, deben ser señales de aires nuevos que nos permitan  comprender una vida llena de amor y compromiso.
            Para gente como yo, que muchas veces repudiamos a los que piensan distinto, es un doble desafío, significa saberse distintos, perdonar ofensas, pedir disculpas, pero también es seguir en el camino de la Fe, quizá cambiando algunas cosas pero reforzando nuestras opciones preferenciales. Quizá voy a seguir pensando igual, voy a permitirme modificar algunas cosas, pero la misericordia no me impide seguir pensando y seguir trabajando por aquellos que siempre tuvieron que ingresar por las ventanas.

            Dios abre las puertas, pero el desafío de la misericordia es ver entrar a nuevas personas e incluirlas en nuestras propuestas pastorales, la Iglesia de la Misericordia es de todos pese al que le pese.

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