sábado, 16 de agosto de 2014

Via Crucis del niño guacho

Por X

Les invito a reflexionar sobre la Cruz, la muerte y la resurrección de Cristo a través de nuestros hermanos más pequeños.


La idea es recorrer en 9 estaciones, el camino a la cruz del niño guacho.

1ra Estación. El niño es condenado a muerte.
Guacho no se hace, se nace. El niño habita en el seno de su madre, sus abuelos, ante el alejamiento de su “San José”, deciden invitar a su madre a que aborte. La Familia, es de bajos recursos y saben muy bien que no los van a poder mantener, sumado a ello el abuelo acaba de fallecer y la abuela cree que no va a poder criar a su hija de 16 años y a su nieto por nacer.
Su mamá, su María, se escapa de su casa y se alberga en lo de su prima, en una localidad del conurbano, allí trabaja y la acompaña, ella  también estaba embarazada.
El trabajo no abunda, solo son esporádicos e informales. La plata sigue sin alcanzar y los patrones, ante las faltas debido a su embarazo, deciden no “llamarla más”.
Desempleada María, cae en la pobreza total, por eso y por algún nefasto personaje de la noche, cae en el paco y en la prostitución.
En medio de todo este embrollo, el niño guacho es parido y devuelta condenado a muerte.
La muerte que se proyecta en muchos espacios de la sociedad, es el origen de todos nuestros guachos de hoy,  el semáforo, la droga, la esquina y el barrio son los condicionantes nefastos de su vida, no podemos permitir que se siga condenando, debemos tener políticas inclusivas especialmente con los sectores más vulnerables de la sociedad, la condena a muerte es producto de su condición de clase. Aquí, debemos detenernos y re- pensar las palabras del Papa en la misa de los Argentinos…”Mateo 25”.

2da Estación. El niño guacho carga con su Cruz.
Guacho pero no estúpido, en la calle aprendió muchas cosas; malabares, manchar vidrios, hacerse el sordomudo, punguerias y pequeños hurtos.
Él no sabe de su vida, la desconoce, simplemente la vive. Se hace el fuerte con sus compañeros pero se le llenan los ojos de lágrimas al pasar por la juguetería, añora la alegría de los niños bien, se siente desbastado, cansado y desganado. La tristeza lo invade, le arranca el corazón y le destruye su vida.
En la esquina del centro llora para no manchar con lagrimas el barrio, sólo sin nadie. Le cae la ficha de su vida, se da cuenta que existen diferencias y que por más que su “rancho” le haga de referencia  él no da más y su vida de guacho ya le cuesta horrores.
La Cruz de mi amigo, es la cruda realidad de la soledad. La carga solo y con una sola verdad, la muerte.
Reflexionemos cada día más sobre esta cruz y sobre su calvario. Esta cruz, les aseguro que es tan pesada como la de cristo.

3ra Estación. El niño guacho cae por primera vez.
Cargando la cruz es difícil mantenerse en pie. Cada día que pasa el hambre es más fuerte y la tristeza se va a cumulando en el corazón.
Es invierno y nuestro niño guacho ya está cansado. Camina al rancho con unos billetes listos para cambiar la realidad, va hacia la esquina de Matheu y 9 de Julio, aún se encuentra en el centro de la ciudad, espera, mira, su cara se hace rara…saluda a unos vagos y pregunta ¿Tenes?...la respuesta es obvia, el niño guacho cae por primera vez, cerca de la cara de muchos de nosotros, cerca de las artes y cerca de la seguridad, cae y todos los vimos.
Esta primera caída, es un saque que lo aleja de la realidad. ¿Qué le abra pasado cuando pasó el trance? ¿Qué ideas tuvo? Seguramente, se le ocurrió rendirse, pero, la vida da oportunidades piensa y afirma  “seguro con la ayuda de los pibes voy a salir adelante”.
La droga que se vende cerca de las arterias principales y de las alejadas, cerca de comisarias y legislaturas, ahí, vemos como caen y siguen cayendo nuestros guachos. Justo a los ojos de los grandes señores de la sociedad

4ta estación. Encuentro con su madre.
El niño guacho vuelve al rancho, allí es recibido por una mujer ensangrentada, es la misma que le dio la vida pero la misma que lo deja tirado, la que se va siempre con un tipo distinto. Ella esta ensangrentada, fue golpeada y abuzada por su pareja. El niño guacho corre a su encuentro, le seca las lagrimas con su ropa, trata de quitarle la sangre de la cara y le pregunta ¿Fue él? ¿Qué te hizo? Nada, responde la chica y termina diciendo…somos nosotros dos solamente.
El guacho comprende otra realidad, la de la familia. Familia destrozada pero familia al fin. En el barrio camina una mujer hace mucho tiempo, Alma, ella se preocupa por los pibes, al verlos de esa manera se les acerca y les ofrece ayuda.
Pasó el tiempo y la familia sigue igual, chirolas que se consiguen chirolas que van a la panza, pero la “Maria”, decide irse un día, el guacho vuelve a estar solo. Corre hacia lo de Alma y llorando le dice “se fue”. Se cruzan en un abrazo increíble, Alma empieza a ver al guacho de otra manera, ahora es otro de sus hijos, uno de los tantos que necesitan de su ayuda.
Pensemos en las familias, detengámonos a ver el trabajo de las madres del corazón, cuantas “Almas” hay por el mundo que ponen el pecho y su trabajo a la vida de los niños, cuantos guachos y cuantas mujeres son víctimas de violencia. ¿Qué debemos hacer? ¿Asimilamos la vida de estas mujeres? ¿Comprendemos o juzgamos? ¿Vemos en Alma un corazón lleno de amor?

5ta estación, El curita que colabora en la vida del niño guacho.
Hace unos meses atrás, al barrio se mudó un cura nuevo. La gente de a poco lo empieza a querer, es un tipo de barrio, de familia humilde. Sabe lo que es la pobreza y lo que es criarse sin padre.
El sacerdote, siguiendo los pasos de un santo, plantea algo nuevo para el barrio “un oratorio”. A este lugar concurrió nuestro guacho con la promesa de algo para comer.
El cura forjó un lindo grupo de pibes, pero con el “guacho” mantuvo un dialogo más fuerte. Sin duda, se ve obligado a cambiarle la vida.
Con un gesto cercano, se le acerca y le dice…”desde hoy, vos y yo vamos a ser amigos, yo no quiero que me digas padre ni cura, desde hoy vos y yo somos hermanos”…estas palabras fueron clave para el niño guacho que vio en el curita a un hermano y la “Alma” a una verdadera mamá.
Los curas de las periferias son los que comprenden la realidad de los pibes, curas que conocen la vida de los más humildes y viven invadidos por una pobreza incalculable. Los obispos y muchos laicos, no podemos ver más allá de la liturgia, no nos detenemos nunca a pensar en la vida de los más humildes.
La iglesia debe ser el reflejo de cristo que vive en el corazón de los trabajadores, Iglesia que redime y que busca la salvación como un pueblo que hace de cristo su elección de vida.

6ta Estación. El niño guacho cae por segunda vez en los brazos de alma.
De vuelta a las andadas, el niño guacho vuelve a consumir. Esta vez, es fuerte, le pega mal y se va de caño
Camina en dirección al centro, entra a un comercio y con un arma apunta a la frente del comerciante y se lleva un pequeño botín.
La policía esta alertada del niño guacho, pero esta vez se les escapó.
Llegando al barrio, se tropieza y cae. Al levantarse ve a su hermano, al curita, no lo puede ver a la cara “que te pasa” pregunta el sacerdote, el niño no contesta y atina a correr a lo de alma.
Llorando, le dice a la mujer lo que pasó, triste alma lo abraza, lloran ambos. El niño guacho, comprende lo que hizo, se da cuenta de la droga y sus peligros. Pero lo que más le duele es que piensa en que el cura no lo va a perdonar.
Llega el sábado y es día de oratorio, el niño guacho decide no ir. El cura junto a uno de sus colaboradores van a su encuentro, el pibe no quiere salir, tiene miedo. El joven que esta con el cura le afirma “no seas boludo, pase lo que pase vamos a estar con vos”, el sacerdote también dice “Hermano, no hay nada tan grande como la misericordia de Dios, comprendo tu realidad porque la sufro con vos, porque vos y yo somos lo mismo, vos y yo somos Dios”.
El guacho, acepta, sale y se acerca al padre pensando las palabras que se le habían ocurrido, no las llega a decir, el cura lo abraza y lo invita devuelta a la fiesta del oratorio.
No podemos juzgar más, la realidad de los chicos nos interpela a seguir creciendo en el amor. La vida estos niños necesita de nuestra ayuda.

7ma estación. El guacho cae por tercera vez, es despojado y cae víctima del gatillo fácil.
Sigue pasando el tiempo y siguen los problemas, nada se soluciona en la vida del niño guacho. La droga ya es vicio, el robo y las malas compañías también.
Alma y el cura se sienten desbordados, ya no saben que hacer con él. Además, descubren una trama secreta en la vida de nuestro niño guacho, roba para la policía.
De esta manera, el niño guacho se acerca a su final. A fines del invierno, junto a unos amigos deciden dar un golpe a una concesionaria de autos, es un plan certero. Se preparan y van camino a su misión, ingresan, apuntan y salen corriendo, el niño guacho es visto por un policía que lo identifica.
El robo sale en la tele, la opinión pública carga las tintas contra los niños, la policía y el gobernador necesitan de un trofeo, van al barrio, entran a la casa del niño guacho y mientras estaba durmiendo, le tiran tres duros tiros que terminan con la vida de nuestro amigo.
El juicio con el que fue condenado a muerte es el que hizo un especialista en televisión, la certeza del robo y de la culpabilidad es la de los policías que le han disparado. Nuestro amigo murió, cayó por la droga y el desamparo, se fue por desidia de un estado muchas veces ausente.
¿Qué papel juegan los medios de comunicación en nuestras vidas? ¿Cómo condicionan la opinión pública con sus títulos extraordinarios? Es momento que la palabra sea del pueblo, es tiempo de que gritemos y que nos hagamos escuchar. Los políticos piensan en frases lindas pero los pibes en el pan de cada día. ¿Qué vamos a hacer?

8va Estación. El niño guacho en los brazos de alma y del cura.
Conocida la noticia, el Cura y Alma corren a la casa de nuestro hermano, lo ven muerto. El llanto es imposible de sostener. El cura intenta dar un responso pero se da cuenta que no puede, pide al cielo una colaboración, niega a Dios, no puede entender que se le hayan llevado a su hermano.
Alma, ve con duda el cuerpo lo acaricia y lo llama por su nombre, el pibe ya descansa en paz.

9na Estación. La resurrección.
El niño guacho murió, pero resucitó en nuestras vidas.
La vida de estos niños es nuestra prioridad, ellos son los pibes, los chorros, los vagos, los guachos, los negros, ellos son todo esto pero también son Juan, Ariel, Ezequiel, Eduardo, Dario, Miguel, Jonathan, Gabriel, Manzana, son las caras, si las caras de los semáforos, son la pobreza y son las mafias del sistema político, son todo lo que no queremos ser pero son y deben ser nuestro motor de vida.
Como cristiano, aspiro a la resurrección del pueblo, entiendo que el reino es en la tierra y lo conformamos todos. Una vez dije que éramos antorchas de luz y camino de salvación, hoy lo sostengo, ya no más cristianos de sacristías, hoy más que nunca jóvenes comprometidos por la realidad, sabiendo que nuestro niño guacho a resucitado en el corazón de todos los niños, niñas y adolescentes que necesitan de nuestra ayuda.

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