sábado, 16 de agosto de 2014

El delito de Nacer

Por Juan Ignacio Salgado
“Tú quieres que no sea,
que deshaga
esta mezcla de soles y de estrellas”
Matilde Alba Swann

Que el mundo fue y será una porquería no es novedad para nadie. El jardín del Edén es para muchos solo una leyenda, para otros una promesa. Pero este valle de lágrimas que nos ha tocado en suerte es una realidad para todos, aunque es cierto que el reparto de lágrimas no es equitativo. Pero quien más quien menos, a todos nos toca sufrir de vez en cuando. Eso siempre ha sido así.
Sin embargo, a pesar de todos los males y pesares, la vida, en la opinión general, era considerada buena.
Cada niño que nace es una buena noticia solía  decir Facundo Cabral. En cada niño que nace vuelve  a nacer la humanidad, se renueva. Porque cada niño es una promesa, es una esperanza, es una oportunidad de ser mejores.
Pero, parece ser, que eso era antes.  La novedad que nos trae nuestra sociedad en la cúspide de la pirámide evolutiva es que todo eso de la esperanza en la vida nueva no va más,  paso de moda, está out.
No sé cual será la causa de todo esto, pero las  modas son modas.
Hoy cada niño que nace no es una buena noticia, cada niño por nacer no trae esperanza, todo lo contrario, es una  amenaza. Amenaza de qué, todavía no me lo han dicho. Pero lo que es seguro es que hay que eliminarlo. Y esto es tarea urgente, y al parecer, tarea del Estado.
 Según parece es deber de todo médico y derecho de toda madre poder terminar con la vida de su hijo antes de que nazca. Pero esto no es tan feo como suena, porque no es que siempre sea un derecho, sino solamente cuando la madreo la autoridad competente expone razones perfectamente fundamentadas del porqué ese niño no debe nacer.
Hasta ahora las razones perfectamente fundadas que en nuestro país se están discutiendo no son muchas. Una de ellas, que parece ser la que mayor aceptación tiene, es que el padre de la criatura sea un violador. En ese caso por el bien de la madre, victima de una violación, ese niño no debe nacer.
Y para evitar que esto suceda, el gobierno de la Pcia de Bs As tiene una idea. Una Equipo móvil para abortos, que acudiría a cualquier hospital donde alguien necesite terminar con un embarazo, pero donde los médicos se nieguen a realizar tal práctica por razones de conciencia personal. Para garantizar que ese niño no nazca el Estado no escatima gastos ni esfuerzos.
Afortunadamente esta idea no han podido llevarla a la práctica, pero el solo hecho de que se les haya ocurrido como posible solución ya es un gran problema.
  Chesterton decía, hace más de un siglo:

 “En una reunión de café oímos decir fácilmente: «Esta vida no vale la pena de vivirse». Lo oímos como oímos decir que hace un hermoso día: nadie considera que ello pueda ejercer ningún efecto de importancia sobre el hombre o sobre el mundo. Pero si esa expresión llegara realmente a aceptarse, el mundo andaría de cabeza. Se premiaría con medallas a los criminales por librar de la vida a los humanos; se perseguiría a los hombres porque libran a las personas de la muerte; se emplearía el veneno en lugar de la medicina; llamaríamos a los médicos cuando estuviéramos sanos; las sociedades de salvamento de náufragos serían consideradas como hordas de asesinos.”
Yo no se si al escribir este párrafo pensó que quizá algún día se convertiría en realidad, pero definitivamente fueron proféticas sus palabras.
El pesimismo a ganado la batalla. Somos una sociedad derrotada, donde lo que no se quiere se mata.  
Me pregunto nomás, si esta sentencia es definitiva, o si acaso todavía estamos a tiempo de cambiar.
Otra vez vienen a mi mente las palabras de Facundo Cabral, “en una eternidad se puede empezar de nuevo a cada instante”. El problema sería por dónde empezar. Y la mejor respuesta que se me ocurre es: empecemos por el principio. Por el principio de todo, el principio de toda vida. Que cada niño por nacer sea una buena noticia otra vez y para siempre. Porque la Beata Madre Teresa tenía razón, los  niños son como las estrellas, nunca son demasiados.


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