martes, 4 de agosto de 2015

¿Por qué soy cristiano?

Por Juan Pablo Olivetto Fagni

Al moverme en ambientes donde no todo el mundo es católico (aunque parezca extraño hay quienes sólo se rodean de personas que piensan como uno) más de una vez me han interpelado: “¿Cómo podes ser cristiano, si vos estudias ciencias sociales?”; “Vos no tenés pinta de católico”; “¿Vos estás ahí en la Iglesia porque querés?”. Parecería que estar en una religión es sinónimo de ignorancia, que no se puede ser crítico y cristiano a la vez.

Entonces decidí escribir sobre esto, enmarcado en la temática de la independencia, para ordenar un poco las respuestas que suelo dar de manera más liviana y pasajera. Podría decirse que es un paso más para independizarme de los prejuicios que caen sobre mí y sobre los católicos en general.

Soy cristiano entre otras causas por tradición, pertenecer a una tradición hoy está mal visto o suena a anticuado. Porque parecería que como todo cambia hay que ir transformando todo, todo el tiempo. Algunos piensan que aceptar algún tipo de herencia es una forma de opresión, de domesticación. Todo lo tenemos que decidir, sino es una imposición. Claramente uno puede estar sumergido en una tradición sin cuestionarse por qué, pero hoy en día ser católico auténtico implica nadar contracorriente en muchas cuestiones, y veo muy difícil poder hacer eso inconcientemente.

Por convicción, si bien en mi caso soy cristiano porque me educaron así, no quiere decir que uno no asuma concientemente vivirlo. Además el vínculo con Dios y con la religión va cambiando dinámicamente, porque uno cambia, porque su contexto va cambiando y todo eso implica conflictos, reencuentros, etc.

Por Dios, ya que no creo en un dios castigador, que nos hace pasar por algo que nos haga mal, incluso estoy en desacuerdo con aquellos que justifican todo con dios, Dios siempre está “jugando a nuestro favor”, obrando de diferentes formas, a través de hechos o personas, en nuestras vidas. Pero si nosotros, con nuestra libertad, obramos en contra nuestra, generando violencias y estructuras de muerte que nos hacen infelices, después no le hagamos responsable a Dios de nuestros actos.

Porque me hace bien experimentar esa presencia de Dios en lo cotidiano, y seguir el ejemplo y mandato de Jesús: Amar. Vivir ese amor, no el edulcorado y pedorro que nos quieren vender, sino el que implica compromiso, entrega, servicio, ternura.

Porque me da herramientas y fuerzas para la lucha diaria, desde la vida en comunidad, hasta la oración en soledad. La vida dentro de la Iglesia, bien llevada, te permite desarrollarte como persona en relación con otros, muy distintos a uno, pero unidos en una misma fe.

Porque somos seres espirituales y buscamos algo trascendente, yo lo vivo de esta forma ¿Y vos?

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