Por Juan Pablo Olivetto Fagni
Reflexiones en torno a una
problemática que se lleva puesta muchas vidas, intentando no caer en argumentos
sin fundamentos o prejuiciosos, ni que le hagan el juego al narcotráfico.
Como
ya escribí en textos anteriores, la misión de los educadores es (o debería ser)
la construcción de estructuras de vida. Para quien le interese profundizar un
poco más en eso les recomiendo volver a No alcanzan las buenas intenciones.
En
este caso, me gustaría poner en palabras algunas intuiciones sobre los
obstáculos para cumplir nuestra misión educativa, y particularmente en un gran
obstáculo/problemática: la drogodependencia. Una cuestión que todos sabemos que
está, pero que no llega a interpelarnos ni a preocuparnos de verdad, lo que nos
llevaría a hacer algo al respecto.
Si
bien es cierto que el impacto del consumo de drogas depende de qué droga
estemos hablando, de la cantidad que se consuma, de las causas por las que uno
consuma, también es cierto que los más esclavizados y asesinados por las drogas
son los sectores populares, sobretodo los más excluidos. Pero eso no quiere
decir que no haya problemáticas en todas las clases sociales por este tema.
La
droga esclaviza, la droga mata. Y lo que sostiene esto es el negocio del
narcotráfico, estructuras de muerte sostenidas por personas que sirven al
dinero, y más allá de todo el trabajo que hay que hacer para desarticular a
este red opresora, uno de los puntos que hay que trabajar es la prevención,
evitar que acreciente el número de consumidores, no a través de la represión
autoritaria ni de la criminalización del consumidor, sino a partir del diálogo
y de una educación para la libertad. Los jóvenes son muchas veces condicionados
para consumir, ya sea por la presión de pares, por la influencia del
individualismo, hedonismo y/o consumismo. Como educadores no podemos olvidarnos
de que trabajamos en contra de esos valores el tema es ¿Cuáles promovemos? ¿Y
cómo?
El
consumo de drogas es un tema que genera muchos debates, y como este es un tema
en el que apenas estoy empezando a interiorizarme, preferiría evitar tomar
posiciones en cuestiones como la legalización o no del consumo de drogas. Lo
que si tengo en claro es que tener un discurso pro-consumo y hacerlo público,
es claramente irresponsable y es hacerle el juego al narcotráfico, sobretodo
sabiendo que no es lo mismo lo que se consume según la clase social y de las
graves problemáticas que la droga está causando hoy en los sectores populares.
Por
último convoco a todas las personas de buena voluntad que quieran meterse más
en el tema, con el fin de realizar acciones concretas, a que se comuniquen
conmigo por acá o por algún otro medio. Somos muchos los que queremos cambiar
esta realidad, pero hay que sumar voluntades, organizarse y apoyar a los que ya
están trabajando por construir estructuras de vida.
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