Rejas en los edificios públicos, sistemas de
alarma en sencillas casas de familia, chicos ya grandecitos que tienen que ir
escoltados por sus padres hasta el colegio, pánico a los asaltos y al
vandalismo…
Tal vez
hablamos de “sensación de inseguridad” para no confesar que tenemos MIEDO. Un
miedo que no se reduce al lógico temor a los ladrones y a los psicópatas, sino
que se extiende
como una sensación difusa hacia el desconocido, el extranjero, el distinto y hacia toda situación que nos parezca imposible de controlar.
como una sensación difusa hacia el desconocido, el extranjero, el distinto y hacia toda situación que nos parezca imposible de controlar.
Olvidamos que nosotros mismos hemos creado esta sociedad egoísta y que la
respuesta no está en poner rejas por todos lados ni en tener permiso para
portar armas, sino en practicar y enseñar normas de convivencia, en luchar por
un mundo más justo, en crear las condiciones para que los niños puedan volver a jugar en las plazas y caminar tranquilos hasta
la puerta del colegio.
De
alguna manera queremos apoyar en este número de nuestra Revista a los que no se
limitan a quejarse de la violencia, sino que se esfuerzan por construir la paz.
Cuando
estábamos reunidos en nuestro primer encuentro de la Redacción de este año, nos
enteramos de la muerte de Zygmunt Bauman, el ensayista que acuñó el concepto de
“modernidad líquida" y nos habló de la pérdida de sensibilidad del hombre
actual. No era un “cristiano comprometido”… ¡ni siquiera, al menos en su
origen, era cristiano! (¡las cruces que se harían nuestras abuelas!) pero nos
abrió los ojos sobre este mundo de pura “sensación” indefinida y de situaciones
de bordes imprecisos, sin auténticas responsabilidades, en el que por desgracia
nos hemos acostumbrado a vivir. Para él va también nuestro homenaje.
La Redacción
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