domingo, 18 de enero de 2015

Cristo antes de Cristo II

Francisco Andres Flores

Eclipses, emperadores y calendarios para aproximarnos al nacimiento de Cristo y a las asombrosas coincidencias de la próxima Semana Santa.

El articulo anterior terminó con una pregunta: ¿realmente hace exactamente 2014 años del nacimiento de Cristo? Porque si la última Navidad fue el 25 de Diciembre del 2014, y el calendario comienza con el nacimiento de Cristo, entonces esa debería ser la distancia temporal exacta.  Como siempre en estos temas, nada es tan sencillo cómo parece.
Recordando el inicio del artículo anterior, decíamos que fue un monje llamado Dionisio el Exiguo quien, alrededor del año 525 después de Cristo, propuso contar precisamente desde el nacimiento de Cristo y no según las referencias usuales de la época (años consulares, desde el reinado de Diocleciano o desde la fundación de Roma). 
Realizando cálculos llegó a la conclusión que Cristo nació en Diciembre del año 753 desde la fundación de Roma (Ab Urbe Condita = AUC), por lo cual designó el 1 de Enero del siguiente año (754 AUC) como el primero del primer año de la Era Cristiana o Anno Domini (1 AD o 1 Después de Cristo = D. de C.).  Dionisio no puso en duda la fecha del 25 de Diciembre, que como vimos en el artículo anterior era ampliamente aceptada como fecha probable del nacimiento de Cristo desde varios siglos antes.  Tampoco cambió el Calendario Juliano (que recién se reformará en el Siglo XVI con el Papa Gregorio XIII, en cuyo honor se llamó Gregoriano y es el de uso actual).  Tampoco propuso el conteo negativo de los años hacia atrás del nacimiento de Cristo (artificio que es de introducción posterior) sino que seguía contando desde la fundación de Roma, pero del 753 AUC se pasaba al 1 AD (o 1 D. de C.).  ¿Por qué no fijó el comienzo del año el mismo 25/12?  Porque hubiera implicado correr todas las fechas de referencia, ya universalmente aceptadas en el mundo romano, y por eso respetó el día ordinario de comienzo de año (1 de Enero); así que, según su cálculo, Cristo nació 6 días antes del año 1 después de Cristo, o sea, el 25/12 del año 1 Antes de Cristo. ¿Por qué no existe el año cero? Simple: ese número no existe en la numeración romana, y la numeración árabe (hindú, para ser más exactos, que incluía el cero) recién será difundida en Occidente por el Papa Silvestre II en el siglo X y Fibonacci en el XIII.  Pero además, aunque hubiera existido el número cero, si se trata de contar elementos es ilógico numerar ceroa uno de los elementos que se cuenta.
Hasta ahora todo bien, peroacá empieza el baile.  Con el tiempo los cálculos de Dionisio comenzaron a ser cuestionados con fundamentos de diferente valoración, que minaron su autoridad y contribuyeron a que se instale la idea de que cometió varios errores.  Si uno lee artículos y opiniones, se da como un hecho que cometió, al menos, un error de cuatro años al calcular el año del nacimiento de Cristo.  Esto se ha instalado de una manera formidable en la opinión general de muchos, y los artículos de internet lo dan como una verdad absolutamente confirmada (incluso algunos catedráticos de universidades importantes lo ridiculizan como un monje antojadizo a quien se le ocurrió, un día y por capricho, cambiar la forma de contar los años). 
¿Qué errores tan graves cometió este monje pequeñoque alguna vez fuera llamado el abad más erudito de Roma?
Uno de los argumentos en su contra es la ausencia de año cero, pero ya vimos que esa crítica no tiene asidero; y, más que desprestigiar a Dionisio, pone en evidencia la torpeza de quien la esgrime (créanme que son muchos).
El siguiente argumento es muy repetido y se puede leer casi como una verdad de feen Wikipedia y en los artículos de muchos historiadores o pseudohistoriadores.  Afirman que Dionisio cometió un error de 4 años porque no contó los primeros cuatro años del reinado de Augusto, en los cuales no reinó como Augusto, sino con su nombre original: Octavio.  A mi me resulta difícil creer, sino imposible, que alguien que vivía en Roma y tenía acceso a todas las bibliotecas y registros del Imperio, haya obviado contar justamente los primeros 4 años del primer y más reconocido emperador romanopero dejémosle al argumento el beneficio de la duda y veamos si se apoya en algo más serio.  Quienes afirman esto dan como prueba que, según el historiador judío Flavio Josefo, Herodes (bajo cuyo reinado nació Cristo) murió el año 750 AUC (o sea, el 4 antes de Cristo).  Si según la Biblia Herodes, queriendo matar a Cristo, mandó matar a los menores de 2 años, entonces Jesús tenía ya algún tiempo de nacido, por lo cual el error podría ser superior aún.  Dan otro argumento más: Flavio Josefo afirma que Herodes murió entre un eclipse de luna y la Pascua; y como en el año 4 antes de Cristo hubo un eclipse en Marzo, un mes antes de la Pascua, dan por descontado ese año como cierto.  Además los reyes que siguieron a Herodes parecen haber comenzado su reinado en ese preciso año. 
A todo esto suman otras pruebas: dice la Biblia que José y María tuvieron que ir a Belén por un censo imperial ordenado por Augusto, y hay registro de un censo en el año 8 antes de Cristo.  Algunos también se han tomado la molestia de buscar efemérides astrales que pudieran ser asimilables a la señal en el cielode Lucas, lo que llamamos la Estrella de Belén.  Por ejemplo el astrónomo alemán Kepler en el siglo XVII determinó que una serie de conjunciones de los planetas Júpiter y Saturno (un hecho muy poco frecuente) ocurrieron en el año 7 a. C. y relacionó este hecho con la Estrella de Belén.  Muchos aún hoy sostienen esto, aunque cálculos modernos han demostrado que en esa ocasión los dos planetas no se acercaron lo suficiente como para impresionar a los observadores (y además no existen registros de la época).  Se han propuesto otros eventos astrales apuntando a corroborar el error de cálculo de Dionisio: Júpiter y Saturno en el 7 A. de C., Júpiter y la luna en el 6 A. de C., etc.
Sin embargo, otros autores consideran los argumentos anteriores como meras hipótesis, y las analizan con mayor precisión.  Uno de ellos es Juan Antonio Revilla, que en el artículo La fecha de la muerte de Herodes y la estrella de Belén(http://www.expreso.co.cr/centaurs/steiner/herodes.html ) critica los fundamentos en que se basa la afirmación de que Herodes murió el 4 A. de C.  Para una mayor profundización recomiendo la lectura completa del artículo; pero resumiré los puntos principales:
Sobre el hecho de que los sucesores de Herodes parecen haber comenzado su reinado el 4 A. de C., se remite a las investigaciones de John Mosley ("When Was That Christmas Star?, 1980), quien afirma que Herodes ese año sufrió una degradación política por parte del emperador Augusto, y que luego de su muerte sus sucesores se apropiaronde sus últimos años de gobierno para ocultar tal degradación (un hecho al parecer frecuente).
Sobre la cronología de Flavio Josefo acerca de la muerte de Herodes y el eclipse, la analiza basándose en la la publicación de Ernest Martin de 1979 ("The Birth of Christ).  Allí se afirma que los proponentes de la teoría de que Herodes murió en el ańo 4 AC pretenden que todos los siguientes sucesos registrados por Josefo ocurrieron en un lapso de sólo 30 días después del eclipse:
-parte del cuerpo de Herodes se agusana,
- lo transportan ida y vuelta a 16 Km de distancia a unos baños termales,
- se convoca a los hombres importantes de la nación,
- su hijo Antipas es ejecutado y Herodes muere 5 días después,
- se lleva a cabo un magnífico funeral, y el cuerpo es transportado 37 Km,
- comienza un luto de 7 días, seguido de un festín funerario,
- se planea y ejecuta otro luto público
y recién entonces, según Josefo, sucedió la Pascua.  Es evidente que todos esos acontecimientos no pueden ser realizados en apenas 30 días.  Por eso proponen que es erróneo considerar al eclipse del año 4 A. de C. como el previo a la muerte de Herodes.  Además, ese eclipse fue parcialSin embargo, hubo dos eclipses totales en el año 1 A. de C.: el 9 de Enero y el 29 de Diciembre, y de éstos el más ampliamente observable en la zona fue el último.  Esto da como años más probable de la muerte de Herodes el 1 A. de C. y el 1 D. de C.
Sobre la supuesta fecha del censo (8 A. de C.) afirma que existió, pero que, según una inscripción del templo de Augusto en Ankara, era un censo para pagar impuestos, y solo aplicable a ciudadanos romanos.  Propone en cambio otro censo imperial, registrado entre los años 2 y 3 Antes de Cristo, que sí obligaba a todos los habitantes del Imperio, y que ya había sido propuesto por otros escritores cristianos de los primeros siglos como el censo del empadronamiento de José y María.  Si pensamos que en esa época los censos, por las dificultades en la comunicación y en el traslado, podían durar más de 2 años, entonces tranquilamente la fecha propuesta por Dionisio para el nacimiento de Cristo puede ser considerada como probable.
Finalmente la Estrella de Belén:  hace referencia a una conjunción de Venus y Júpiter ocurrida el 17 de Junio del año 2 A. de C. (estudiada por Robert Sinnott y John Pratt), visible desde Babilonia, y que configuró un hecho astronómico sin precedentes, nunca repetido en los 2000 años anteriores o posteriores al hecho.  Este es el fenómeno astral preferido por los astrónomos para asociar a la estrella de Belén, y bien puede haber marcado el inicio del camino de los Magos hacia Judea.

Como se ve, la cosa está bastante discutida.  Y si bien la mayoría de los opinantes dan por sentado el error de Dionisio, analizando mejor vemos que existen muchas pruebas que le dan a la cronología de Dionisio un grado importante de verosimilitud.  Pero: ¿se puede analizar el tema desde otro ángulo? O sea, buscar el nacimiento de Cristo es difícil; pero tal vez nos podamos aproximar al año de su muerte y, sabiendo que vivió 33 años, calcular en retrospectiva.
La cuestión acá se pone más sencilla, porque la fecha de la crucifixión cuenta con abundantes datos evangélicos e históricos.  En primer lugar, se sabe que la crucifixión ocurrió un viernes (día de la preparación, cf.. Juan 18, 28 y Juan 19, 31); y, además, que fue el día anterior a la Pascua Judía: ésta siempre cae un 15 de Nisan (mes judío que cae entre Marzo y Abril), por lo tanto Cristo habría sido crucificado el 14 de Nisan.  En ese día se sacrificaban los corderos y al anochecer comenzaba la cena Pascual (para los judíos el día termina al caer el sol, y allí comienza el día siguiente, por lo tanto al anochecer del 14 comenzaba el 15).  Se sabe además, tanto por fuentes cristianas como por fuentes paganas, que Cristo padeció y murió bajo Poncio Pilatos, cuyo mandato en Jerusalén fue entre los años 26 y 36 D. de C.  En este punto me voy a guiar por el artículo de Colin J. Humphreys y W.G. Waddington, ambos de la Universidad de Oxford, titulado La fecha de la Crucifixión(publicado en la revista NATURE, vol. 306, 22/29 Diciembre 1983, págs. 743-746).  Ellos hicieron un cálculo sencillo: buscaron en qué año, bajo el gobierno de Pilato, un 14 de Nisan cayó viernes.  Ello ocurrió sólo en los años 30 D. de C. y 33 D. de C.  Aparecen otras fechas probables, pero solo si considera la posibilidad de un retraso del mes de Nisan por una mala cosecha (de lo cual no hay registro) o la suposición de algunos, basada en una interpretación particular de los Sinópticos, según la cual la Última Cena fue una Cena Pascual (cosa desmentida por Juan y por muchos autores cristianos de la época, por lo cual es una hipótesis sin demasiado sustento). 
Quedan entonces dos fechas posibles para la crucifixión: viernes 7 de Abril del 30 AD, y viernes 3 de Abril del año 33 AD.  Pero los autores del artículo recolectan más evidencia para seguir profundizando.
Como decíamos al inicio del artículo anterior, Lucas dice claramente que Juan el Bautista comenzó su ministerio el año 15 del reinado de Tiberio en Roma, y que cuando Jesús se bautizó tenía 30 años.  Además Juan afirma que a partir del bautismo, el ministerio de Jesús abarcó tres Pascuas, incluyendo la de su crucifixión.  Cito el artículo: Lucas 3, 1-2especifica muy claramente que Juan el Bautista comenzó su ministerio en el undecimoquinto año de Tiberio César y que después bautizó a Jesús. Dependiendo de si utilizamos el cómputo civil Helenístico (Romano) o el eclesiástico Judío, el año 15 (=340 de la Era Seleúcida) sería o bien otoño AD 28-29 o bien primavera AD 29-30 La fecha más temprana posible en que Jesús pudo haber iniciado su ministerio es otoño AD 28, mientras que el evangelio de Juan da cuenta de tres Pascuas diferentes durante su ministerio (incluyendo la de la Crucifixión). Si se acepta esta evidencia, AD 30 no puede ser el año de la Crucifixión y AD 33 es la única posibilidad.  Esta conclusión deja como fecha más probable de la crucifixión el día viernes 3 de Abril del año 33 AD (D. de C.)  Si contamos hacia atrás, entonces Dionisio ubicó el nacimiento de Cristo en el año correcto.  ¿Qué dicen los detractores de Dionisio frente a esto?  En realidad los pocos que conocen estos datos se limitan a decir que los Evangelios están equivocados y que Cristo debió tener 37 o 40  años al momento de morir.  Reflexionando un poco mas, pienso que tal vez hay cierto prejuicio sobre la historicidad de los Evangelios, que lleva a muchos historiadores a considerarlos veraces solo si apoyan sus suposiciones, pero ni bien entran en contradicción con otra fuente o con sus ideas, simplemente los descartan como fuente histórica.  Pienso que algo similar pasa con muchos autores eclesiásticos de los primeros siglos, como el caso de Sexto Julio Africano (que hablábamos en el capítulo anterior) y en este caso con Dionisio el Exiguo.  ¿Por qué no pensar que Dionisio calculó el año del nacimiento de Cristo, no solo siguiendo los años de los emperadores o por capricho, sino también calculando la fecha de la Pascua en que fue crucificado?  No olvidemos que el trabajo de Dionisio se centró precisamente en eso: la elaboración de las Tablas para la celebración de la Pascua
Colin J. Humphreys y W.G. Waddington, en su mencionado artículo sobre la Crucifixión, no se quedan sólo con eso.  Ponen su mirada en los eventos relacionados con el momento de la muerte de Cristo, muchos de ellos recogidos en apócrifos y también en los evangelios.  Particularmente se centran en el discurso de Pedro en Hechos 2, 14-21, el día de Pentecostés.  En ese momento Pedro, respondiendo a las acusaciones de los fariseos, recita una profecía de Joel (Joel 2, 31)sobre el oscurecimiento del sol y la luna vuelta en sangre, y hace referencia a acontecimientos vistos por todos recientemente.  El oscurecimiento del sol (Mateo 27, 45) es un acontecimiento relatado por muchos en relación al momento de la muerte de Cristo, junto con un temblor; y en torno a la probable fecha de la crucifixión hay muchos reportes de fenómenos de ese tipo, en lugares tan alejados como Bitinia o Nicea; y también el relato de un prolongado oscurecimiento misterioso del Sol durante la Olimpíada 202 (años 32-33 AD), etc.  Los autores sin embargo se centran en la frase que refiere a la luna convertida en sangre, lo cual, en la literatura antigua, tiene un significado muy específico: un eclipse lunar.  Cuando la luna entra en el cono de sombra de la Tierra, la luz atraviesa la atmósfera y la refracción elimina el extremo azul del espectro, dejando a la luna de un color rojizo.  Los autores nuevamente buscaron un eclipse lunar en torno a las fechas probables, y la coincidencia no deja de ser asombrosa: al anochecer del Viernes 3 de Abril del año 33 AD (o sea, al comienzo de la Pascua Judía), la luna asomó sobre el cielo de Judea parcialmente convertida en sangre.  Los cálculos, realizados con gran precisión, solo tienen un margen de error de 5 minutos (es, además, el único eclipse lunar observable desde Jerusalén mientras Pilato era gobernador).  Sin dudas un hecho semejante no pasó desapercibido entre los judíos, que esperaban ver la luna llena asomarse en el horizonte al comienzo de la Pascua, y no una luna de sangre; y es por eso que Pedro lo recuerda en su discurso del día de Pentecostés (habían pasado apenas siete semanas) asociándolo al cumplimiento de la profecía de Joel.
Estamos llegando al fin de este viaje.  Pero, aún a riesgo de cansar al lector, no quiero dejar de señalar otra enorme coincidencia: este año (2015) el Viernes Santo volverá a caer un 3 de Abril, coincidiendo también con el 14 de Nisan hebreo, como hace exactamente 1982 años.  Como si esto fuera poco, también habrá una luna de sangre: aparecerá en nuestro cielo el sábado 4 de Abril a las 9:06.  A diferencia de aquella del 3 de Abril del 33, no será visible desde Jerusalén y tampoco desde Europa, África y Oriente Medio (como si estuviéramos en un momento temporal antitético a la plenitud de los tiempos), pero en América podremos verla parcialmente, mientras que será totalmente observable en Asia, el Océano Pacífico y Oeste de Norteamérica.   Pienso que, sin dudas, será una Semana Santa muy especial.

Para terminar, volvamos a Dionisio el Exiguo.  Nunca sabremos si aquello de exiguusera una característica física o simplemente se autodenominaba pequeño(se refiere a sí mismo como mea parvitas) como forma de humildad monástica.  De lo que sí estoy seguro, es de que le debemos una disculpa.  Cito las palabras del astrónomo John Mosley, escritas en 1980, y recogidas en el artículo de J. A. Revilla anteriormente citado:

A menudo escuchamos la declaración de que Dionisio el Exiguo cometió un error de 4 ańos en su cálculo de la fecha de nacimiento de Cristo, olvidando incluir los 4 ańos que Augusto reinó bajo su nombre original de Octavio. Aunque este alegato ha sido sancionado por el tiempo, parece ser un mito y no tiene soporte alguno entre los historiadores. Dionisio era un eminente erudito que vivió en Roma en el siglo VI y que tenía acceso a registros exactos, incluyendo muchos ya perdidos para nosotros. Los reinados de los emperadores eran bien conocidos, y él con certeza estaba consciente del cambio de nombre de Augusto. Dionisio seleccionó cuidadosamente la fecha del 25 de Diciembre, 1 AC, para el nacimiento de Cristo, y contó el comienzo de la Era Cristiana a partir del 1 de enero del 1 DC, 6 días después, para concordar con el inicio del ańo romano ordinario, y probablemente estaba mucho más cerca de la verdad de lo que le hemos dado crédito.


Supongo que todos los que, tan a la ligera, critican a Dionisio e incluso se burlan de sus cálculos, deberían leer más detenidamente estas investigaciones.  Yo, por mi parte, propongo lo siguiente: cambiémosle el apodo, que no sea más exiguussino magno, porque lo que realizó, en su época y con sus medios, es verdaderamente una proeza.  Y para la Semana Santa próxima, un deseo: que volvamos la mirada al Cielo; como entonces, en una delicada poesía cósmica, aún nos sigue hablando de ese hombre que pasó haciendo el bienpor los caminos de Judea.