Primera
parte de la entrevista a Silvina Tau, la presidente de la Acción Católica de La Plata. Narra sus
primeros pasos en la institución, las crisis más recientes de la conducción
platense y los desafíos dentro de la Iglesia.
Por Juan Pablo Olivetto Fagni
Nos
vimos unas semanas después de que la reeligieran por otros tres años como
presidente de Acción Católica en la arquidiócesis de las diagonales. Había sido
una jornada intensa. La entrevista fue en el salón de la planta baja de la sede, que queda a dos cuadras de la Catedral. Charlamos
de todo.
¿Hace cuánto que militás en la Acción Católica ?
Estoy en
erda) marzo del ´81. Originariamente soy de la parroquia San José. El 21 de noviembre, en la fiesta de Cristo Rey, se oficializó el centro, el círculo, como se le solía decir en esa época. Éramos 12 mujeres y 12 varones, y terminada la celebración el cura, que era el padre Mancuso, constituyó
Mientras tanto también
estudiabas, ¿no?
Sí.
Yo estaba terminando la facultad; tenía la misma edad de los que dirigía. Entonces
dije: “Bueno, no me conoce nadie, ¿quién me va a votar?” Y entré. A mitad del
trienio hubo una crisis y se disolvió el consejo. Terminé siendo delegada de
mayores en un consejo que era muy chiquito: de veintipico terminamos ocho o
nueve; fue todo un replanteo que después vino en la Acción Católica.
¿En qué otros grupos
dirigiste?
Después
fui delegada de prejus, y terminé como presidente diocesana por dos trienios.
Después de 12 años en el diocesano fui al nacional, y en éste estuve 9 años.
Para esa altura ya me había casado, estaba trabajando, tenía los chicos, y dije:
“bueno, no hago nada”. Y me dediqué al tema del trabajo, y desaparecí. Seguí
colaborando en los campamentos, en cuanto a la escritura en el nacional, en
cuanto a la formación. Y hace 3 años atrás, Adriana, que era la que estaba de
presidente, me propuso que fuera secretaria del consejo. Yo estaba yendo a
Magdalena, donde tenemos una casa. Me llama para decirme: “¿qué estás
haciendo?” Era la una y media. “Bueno, estamos acá en la asamblea. Acá hay un
listado en el que figurás”. Yo dije “bueno, después de tantos años que uno ya
no está”… No tenía tanto contacto en la diócesis, no voy a sacar ningún voto.
Saqué todos los votos. Nunca más puedo confiar en los votos (suelta una
carcajada). Así que bueno, me vine.
¿Cómo evaluás ese trienio?
El
balance de ese trienio con Adriana, no creo que fue lo mejor de mí en la Acción Católica. Porque también
se había enfermado mi mamá y fue un trienio que para mí se peleó mucho, desde
dentro y desde fuera con cosas que no tenían sentido. Me parece como que se
había perdido un poco el rumbo. Y bueno, cuando me llama monseñor Baisi el
trienio pasado y me pregunta qué opinaba de la Acción Católica , le dije esto:
que para mí no estábamos haciendo las cosas que teníamos que hacer. Cuando él
me propone de ser presidente la verdad me cayó como un balde de agua fría. Lo
que sí le pedí es tener una ayuda, y también desde la jerarquía. Pero que sea
una ayuda real.
¿Qué balance sacás de los cuatro años que pasaron y cómo proyectás el trienio que viene?
Y del primer “cuatrienio”, el primer año y medio fue muy difícil. De hecho se comenzó con una asamblea en la que hubo muchas renuncias de gente que estaba propuesta, porque no salía lo que se quería o lo que se esperaba. Me acuerdo que, sentados en esta mesa, a la cuarta renuncia dije: “o paramos, o nos vamos todos”. Porque si cada uno de nosotros porque no nos gusta algo nos vamos... Me parece que cuando hay una crisis todos tenemos que poner el hombro. Y me parece que bueno, en estos cuatro años fue poder reubicar a
No fue fácil…
Hubo
actitudes o cosas que nosotros tuvimos que hacer, como cuando vos tenés que
operar y a veces tenés que cortar y a nadie le gusta —al cirujano tampoco—,
pero bueno, a veces tenés que llegar a
la herida para poder cicatrizar. Y eso fue lo que nos tocó hacer a nosotros. Y
este trienio, me parece que es afianzar lo que se pudo lograr.
¿Algún ejemplo puntual de lo
que se hizo?
Las
inundaciones hizo que cada uno de nosotros, no sólo desde lo personal sino como
institución, saliéramos a responder. Y esto no sólo se vivió a nivel diocesano,
sino también a nivel nacional. Cuando vino el consejo nacional, la gente de
Lomas de Zamora, de San Martín, de Quilmes a colaborar y a ponerse en el hombro…
Bueno, fruto de eso es la parroquia de La Paz [donde se creó un grupo juvenil de AC]. Ahí
es cuando se notó que la Acción Católica
tiene que estar en la cancha.
¿Para dónde vamos?
Afianzar la institución, pero desde lo que pide Francisco de
¿Por qué?
Porque fue un trienio que se cerraron, y se seguirán cerrando círculos de MAC [Mujeres de Acción Católica], y de hombres, porque no hay gente, porque no se renueva, porque la gente se muere. Y la verdad es triste. Uno siempre estaba acostumbrado a abrir. “¡Uy, qué lindo! Abrimos aspirantes. ¡Uy, qué lindo! Abrimos prejuveniles”. Y realmente tener que poner una placa como tuvimos que poner en San Francisco… Qué se yo, 80 años de Acción Católica con una presencia, y vos digas “no hay nadie”. Catedral, que tenía, no hay nadie. Sagrado Corazón, que toda la vida hubo, no hay nadie. O la gente que queda está en silla de ruedas, tienen 80 años, son dos o tres. Que no pueden, y con dolor te lo dicen “no tenemos a quién pasar la posta”. Se reacomodan las que quedan en otras parroquias. O parroquias en donde falta la articulación con los jóvenes.
¿Y con las nuevas cómo se
hace?
Después bueno, hay que conquistar otras parroquias, hay sacerdotes que habiendo visto las cosas que se hicieron, piden. El tema es que lo que uno sabe, es que se necesita gente que sea referente. No sirve que vaya alguien de afuera. Por ahí se te enojan, pero bueno. No es ya. Conseguime a alguien y vemos.
¿Y a los jóvenes de Acción Católica cómo los ves?
Creo que crecieron un montón, pero me parece que falta ahondar un poco más en la formación real, y el compromiso concreto. O sea, se está, hacemos tal cosa y sabés que 200 jóvenes, 100 jóvenes tenés. Por ahí en este momento es el motor que más anda. Pero me parece que hay que afianzar un poquito las piernas. Cuando yo compartí con la gente que se iba a oficializar, salió el tema de
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