Antes de empezar, tengo que
contarles que me cuesta un montón escribir resumidamente (para que esto sea
leído por más personas en Internet) sobre este tema de la libertad, que tanto
he pensado y reflexionado. Decidí recortarlo lo más posible, pero si alguien
quiere, nos juntamos a tomar algo y a charlar de la vida y de este tema.
¿Para qué educar? Pregunta muchas veces olvidada, y tan esencial a la vez.
“Formar sujetos libres” es una de las respuestas más recurrentes a la hora de
responderla. Suponiendo que ser libre es un acto o estado individual, en el
cual uno es responsable y hacedor de todas las decisiones en su vida.
Mi posición ante eso es contundentemente contraria. En primer lugar la idea de
“formar sujetos” conlleva a una unidireccionalidad, es decir que uno/s harían
libres a otros. Por el contrario sostengo que los procesos de liberación son
siempre comunitarios, por más que algunas personas sean más o menos influyentes
en esos procesos, pero todas aportan algo. Además ¿de qué hay que liberarse? De
la opresión, de la esclavitud. Y esos siempre son vínculos, relaciones, por lo
tanto nunca son hechos individuales.
Otra cuestión que me lleva a estar en contra del slogan “formar sujetos libres”
es que al poner el acento en los individuos y su libertad, se les está encajando
la responsabilidad de todos sus actos. ¿No será mucho? ¿Y si nos repartimos las
decisiones entre todos? O por lo menos entre varios charlémoslo, organicémosnos
y veamos que hacer con las decisiones importantes que tomemos.
Como he hecho muchas veces, al tener más preguntas que posibles respuestas, les
planteo interrogantes que me parece que todos deberíamos hacernos:
- ¿Qué decisiones son verdaderamente importantes? Porque muchos sobreestiman poder
decidir comprar un producto de determinada marca u otra, o poder elegir entre
consumir tal o cual cosa. Una respuesta alternativa, abierta a ser repensada,
es que lo importante es decidir sobre tres cuestiones: en qué voy a trabajar y
en dónde, en qué sociedad quiero vivir, y quién quiero ser (o en términos
galeanescos: qué quiero hacer con lo que hicieron de mi). Y volviendo a lo del
principio, por lo menos dos de estas tres cuestiones no se pueden pensar en
términos individualistas, y si lo hacemos no nos sorprendamos que no estemos en
paz como sociedad.
- ¿Cuándo alguien debe decidir? Niños, jóvenes, adultos y ancianos, pobres y
ricos, ¿Sólo algunos pueden decidir? ¿Cómo se aprende a decidir? Todo el tiempo
estamos eligiendo, pero ¿estamos seguros que tomamos buenas elecciones? ¿cómo
saberlo?
- ¿Decido yo u otros deciden por mi?
Para finalizar invito especialmente a los católicos a imitar el modelo de la Virgen María , que
siendo la esclava del Señor, fue la mujer más libre de toda la historia, porque
no era esclava de nada, ni de nadie más.
Me parece sumamente interesante el tema, y sin dudas es mucha tela para cortar...
ResponderEliminarPersonalmente coincido en la idea de que la liberación viene en comunidad, pero sin embargo, creo que no debemos olvidar que es un proceso de doble direccionalidad, es tanto personal como comunitario. Nos liberamos juntos, pero me libero yo tambien, es en un proceso continuo de acción/reflexión en el intercambio con otros que yo logro conquistar mi libertad interior y que a la vez quienes están conmigo encuentran su propia libertad, pero es indivisible del proceso de liberación comunitario.
Y reitero, con mucho para seguir SentiPensandoReflexionando.
pd: Y coincido plenamente con el ejemplo de Maria :)
Gracias por tu comentario!
EliminarYa tendremos nuestras charlas para "cortar un poco más de tela".
Lo que sí me surge como pregunta es ¿cómo se dá esa relación persona-comunidad? y ¿qué sería la "libertad interior"?
Un abrazo!