jueves, 20 de junio de 2019

Una bandera bien flama: Iglesia y movimientos juveniles

Señor, que nuestra vida sea
arcilla blanda entre tus manos,
para que Tú puedas formarla,
formarla a tu manera.
Coplas del yaraví


Por Daniel Rojas Delgado


Foto de Adrián Linares, en Unplash
Las primeras palabras de una criatura, el primer amor o el primer empleo son hechos que marcan un antes y un después, pero no condicionan necesariamente su vida. Esos primeros pasos señalan apenas un momento histórico de la persona, no predeterminan su destino. El punto es debatir hoy cuáles son las banderas, posibilidades o motivaciones que le ofreció primero el universo adulto al mundo joven.
Hay gente que reza/llora en la iglesia porque todo está perdido y no vale la pena confiar en esta juventud tan cambiante. Quienes trabajamos con jóvenes podemos decir que son personas valiosas, con un corazón dispuesto a actuar, a plantar banderas y a enfrentar injusticias; y quienes digan lo contrario no merecen trabajar con y por ellos —por más duro que parezca decirlo así.
Aquella misma gente de Iglesia que lamenta la rebeldía juvenil es la que prefiere por momentos no darles voz ni participación por fuera de un puñadito de actividades religiosas (pensadas o dirigidas por adultos). Eso está bien, ¡pero se puede ir más allá! La falta de espacios propios hace que muchos ya no estén o estén sin estar.
Faltó y sigue faltando un plan de acción realista, apasionante y posible de ser comunicado hoy: banderas fuertes para hacer flamear y defender con la vida. Porque son ustedes [jóvenes] los que tienen que recibir la antorcha de las manos de sus mayores y vivirán en el mundo en el momento de las mayores transformaciones de su historia, anunciaba el Concilio Vaticano II, en aquel 1965 que parece tan utópico y distante.


Foto de Daniel Gzz, en Unplash



Tal vez sea tarde para criticar que algún tipo de feminismo, kirchnerismo, veganismo o cualquier otro presunto fatalismo de ideas haya secuestrado pibes de parroquias, colegios o movimientos. ¿Acaso los secuestran por ser tarados o les muestran algo que quizás no encuentran? Nuestras movidas culturales y educativas, ¿tocan el costado de la ternura juvenil? ¿Qué banderas o qué pañuelos les negamos? Nunca es tarde para hacer nuevas todas las cosas, sin tibiezas, asegura el Apocalipsis. Esperanzador, ¿o no?
¿Qué pretende usted de mí?
Si saben cómo me pongo, pa´qué me invitan dice un refrán popular, viralizado en miles de memes. Si no entendemos los modos actuales de ser joven, no los invitemos a nuestras pastorales ni nos quejemos si no quieren volver. No le hablemos más al adolescente abstracto/ideal, sino al pibe auténtico y a la piba de carne y hueso que vive encarnada en un contexto, para encontrar juntos las explicaciones y las aplicaciones de fe necesarias. Estar con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio, decía Angelelli. Se trata de intentar entender, con empatía, paciencia y humildad. ¡Invitar a la Iglesia/asamblea, no ahuyentar!
En el mundo de hoy se conforman nuevas formas de luchas y eso nos obliga a repensar estas formas de participación de los jóvenes, cuáles son sus agendas, tener sensibilidad para entenderlas, subraya María Lucero Jiménez Guzmán en la introducción de “Jóvenes en movimiento en el mundo globalizado”. Por su parte, la socióloga mexicana Rossana Reguillo escribe en “Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto”:
Al dotar a la esquina del barrio de funciones múltiples como escuchar música, discutir cuestiones públicas, estar juntos, leer poemas y realizar algunas ceremonias colectivas de consumo de drogas, los colectivos juveniles que existen en los ámbitos locales transforman el territorio en un signo cultural y político que vuelve evidente, sin la explicitación de la protesta, las exclusiones derivadas de[l] orden social [globalizado].
Esta cita muestra lo complejo del mundo juvenil, que tiene como temas de conversación en un primer plano provisorio actividades culturales, drogas, sexo y política; en un segundo nivel, los referentes juveniles, la decoración del cuerpo, los usos sociales de las redes; en un tercer plano lo que no se quiere ver: las nuevas familias, el capital cultural, las marginaciones, los abusos sexuales, las migraciones, etc.


Foto de Brad Neathery, en Unsplash



Los jóvenes son mutantes, señala el salesiano Ariel Fresia en “Andar siempre andar”: cambian permanentemente al ritmo de los cambios culturales, de los que a su vez también son productores. Como en los X-Men, estas mutaciones pueden servir al bien o al mal; cada generación hace nuevas cosas y esta es la clave de nuestra evolución. Podría aprovecharse esa rebeldía valiente y sana que aún tienen para decir y cuestionar (o auspiciar el diálogo si falta) y ver ese protagonismo como una riqueza. Escuchar menos con la razón y más con el corazón para construir el Reino; acompañar, dejar que brillen alegres y con luz propia, ya que no son cristianos de segunda… Toda una cuestión de fe, ¿no?
Conectar y transformar sin nostalgia
En “Volver a Jesús”, el cura español José Antonio Pagola habla del desarrollo y sostenimiento de la mediocridad espiritual como fenómeno [eclesial] generalizado; habla de una forma pobre de entender y vivir la fe. Esta otra cita suya, también polémica, puede ayudar a pensar propuestas para trabajar con y por las/los jóvenes: Mientras los maestros de la ley y los dirigentes del templo asocian a Dios con la religión, Jesús lo vincula con la vida. ¿Sabemos cuáles son sus sueños, sus problemas chiquitos y grandes, sus códigos más sagrados, para repensar las imágenes agrícolas bíblicas, que sin traducción ya no funcionan, por ejemplo?


Pareja en bicicleta en el parque, de Freepik



Es fácil trabajar con gente sumisa y respetuosa, tipo marionetas, evangelizar en modo robot, pero no sería auténtico… El seguimiento se practica como dinamismo, actividad, movimiento, libertad. El seguimiento no es pasividad ni aceptación estática y, menos aún, estructura condicionante, insiste Fresia. El Maestro, rebelde y audaz, incluía a personas con conflictos: aun así hizo maravillas, formando a su manera a sus seguidores, con amor, firmeza y respeto por sus tiempos y configuraciones. Lo mismo el Espíritu Santo, con recetas que en todas las épocas desconcertaron a propios y ajenos.
La monja tuitera nicaragüense Xiskya Valladares dice en una entrevista: Los religiosos por desgracia vivimos en una burbuja casi irreal, en un mundo paralelo, y las redes sociales rompen esas fronteras; y destaca la importancia de dialogar con los que piensan distinto, ya que en la vida religiosa no estamos acostumbrados a que nos cuestionen.
En el Mensaje para la 53° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2019, Francisco habla de espirales de odio, autoaislamiento digital y la no necesidad del adversario para autodefinirse, porque la mirada de inclusión que aprendemos de Cristo nos hace descubrir la alteridad de un modo nuevo, como parte integrante y condición de la relación y proximidad. De paso da pie a reflexionar sobre el valor de las militancias puramente virtuales.
En dicho mensaje el Papa reconoce al otro como compañero de viaje. Entonces, para que el viaje valga más, habría que acompañar o despertar esas energías juveniles múltiples y contradictorias para volver a levantar las banderas cristianas al servicio de los demás. Sin miedo a embarrarse juntos día a día, confiando en las buenas y en las malas.

Que no nos arrepintamos de este Amor, un amar haciendo con jóvenes, en movimiento y sin recetas. Aunque nos cueste el corazón y algún que otro ligero dolor de cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario